_
_
_
_

El fin de una dinastía

Al menos desde el pasado 11 de julio, no podía ya decirse que Giovanni Alberto Agnelli fuera el delfín de su ilustre tío homónimo, el abogado Giovanni Agnelli, para mantener el apellido familiar en la presidencia de Fiat. Su muerte física pone, no obstante, igualmente de manifiesto, y con la máxima crudeza, que asistimos a un hecho histórico, como es el fin de una dinastía. Mientras hubiera vida, había esperanza remota de curación del único miembro del clan familiar capacitado para continuar la saga.Cierto que esas esperanzas eran poco más que una quimera. Hasta el punto de que el 11 de julio citado el tío Giovanni, desde 1995 presidente -honorario de Fiat, sorprendió a la prensa con la declaración de que, si bien tenía pensado el nombre de su sucesor, se lo callaba para evitar que los periódicos lo quemaran". Dado que, en 1995, el mismo Agnelli había revelado al semanario francés Le nouvel economiste que su sucesor era Giovanni Alberto, el pasado 11 de julio quedó claro que la grave enfermedad del delfín, anunciada en abril, había acarreado su exclusión de la línea sucesoria.

Más información
Conmoción en Italia por la muerte de Giovanni Alberto Agnelli, el heredero del grupo Fiat

En su generación, Giovanni Jr. o Giovannino, como se llamaba al Agnelli fallecido ayer, no tiene alternativa. Su primo Edoardo, el hijo del Avvocato, es, en opinión de la propia familia, poco adecuado para la dirección de una gran empresa. De ahí que Giovanni Jr. fuera educado, primero en la presidencia de Piaggio, la empresa de su madre, y luego en la vicepresidencia de Fiat, para prolongar la dinastía.

En la tercera generación de los actuales Agnelli, la de los nietos del Avvocato, de su hermano, Umberto, y de sus tres hermanas, hay quien hace méritos, pero con poca experiencia. Hay un joven Sermonti, nieto de Susana Agnelli, la ex ministro de Exteriores de Italia, y un joven Elkan, hijo de Margherita, que se preparan para hacer carrera. Pero ambos tienen poco más de 20 años, y el tiempo apremia. La presidencia de Fiat está desde 1995 en manos de Cesare Romiti, que no pertenece a la familia, y éste cesará en julio de 1998, al cumplir los 75 años que marcan la jubilación estatutaria.

Un imperio compartido

Tras la profunda crisis financiera de 1993 y la ampliación de capital que dio lugar a la formación del sindicato de accionistas que hoy controla la empresa, quedó en evidencia que los Agnelli son ni más ni menos que el 15% de Fiat, una potencia que están obligados a compartir con socios tan importantes como el Deutsche Bank o el banco italiano Mediobanca, entidad determinante para los destinos del grupo desde hace tres décadas.El único Agnelli en disposición de asegurar la continuidad de la familia, si retomara las riendas que Cesare Romiti dejará vacantes dentro de seis meses, es Umberto, hermano de Giovanni y padre del fallecido Giovanni Jr. Pero Umberto es un viejo enemigo de Romiti, y no sólo de éste sino de Mediobanca, la poderosa entidad que ha apadrinado la carrera del actual presidente de Fiat. El cese de Umberto como consejero del grupo, que dio lugar a su sustitución por Giovanni Jr. en la vicepresidencia, fue precisamente la condición impuesta por Mediobanca y demás socios para que se llevara a cabo la ampliación de capital de 1993.

Las posibilidades de conflicto no faltan en ese panorama. Una de las primeras decisiones de Romiti fue nombrar a su propio hijo presidente de Gemina, la sociedad en la que las finanzas de Fiat confluyen con las de Mediobanca y otras fuentes menos claras para sustentar un complejo que se extiende al mundo editorial y otras palancas claves de poder en la sociedad italiana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_