_
_
_
_

El avance de la derecha en Chile impide a Frei liquidar los vestigios de la dictadura

Juan Jesús Aznárez

Chile deberá soportar durante una legislatura más las limitaciones y lastres institucionales impuestos por la Constitución castrense de 1980, entre ellos una Cámara alta controlada por un senador vitalicio y otros nueve a dedo, porque en las elecciones del jueves el Gobierno de Eduardo Frei no sólo no consiguió la mayoría necesaria para enmendarla, sino que perdió terreno frente a los partidarios, declarados o no, del ex dictador Augusto Pinochet.

Más información
Desbandada general

Pese a mantenerse los equilibrios parlamentarios y la actual gobernabilidad del país, la brecha política entre la derecha, mayoritariamente pinochetista, y la oficial coalición de centroizquierda se acortó en beneficio de la primera y de los independientes identificados con la dictadura (1973-90).La consulta renovó los 120 escaños de la Cámara de Diputados, cuya mayoría permanece en manos oficiales, y a 20 senadores, casi la mitad del total. El gobierno ponía en juego a 12 y recupero 11; la oposición, ocho y obtuvo nueve. La Cámara alta queda en manos de la oposición.

El Ejecutivo, integrado por la Democracia Cristiana (DC), que baja cuatro puntos, el Partido Socialista (PS), el Partido Por la Democracia (PPD) y el Partido Radical Socialdemócrata (PRS) ganó los comicios, pero encajando un retroceso de casi cinco puntos respecto a los anteriores: 50,5% de los votos contra el 55,4% en las parlamentarias de 1993.

La derechista Unión por Chile, formada por Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI), pasa del 33% al 36%. El oficialismo mantiene sus 70 diputados, contra 47 opositores, pero en el Senado baja de 21 a 20. La derecha suma uno a los 17 que ya tenía. Se consolida en esta Cámara, 48 miembros y ocho años de periodo, un sólido bloque derechista-castrense que mantendrá intacto el sistema institucional vigente, y vetará todas los proyectos de ley procedentes de la Cámara de Diputados encaminadas a cambiarlo.

También rechazará las reformas políticas y sociales consideradas hostiles al ideario surgido del golpe de 1973 contra el socialista Salvador Allende. El factor decisivo para inclinar la balanza del lado de la reacción política son los nueve titulares designados, cuatro de ellos por las Fuerzas Armadas, tres por la Corte Suprema, de perfil conservador, y dos por el presidente del Gobierno.

En una jornada caracterizada por la apatía y la masiva indiferencia juvenil, considerados una crítica al sistema, el escrutinio incorpora corrimientos políticos interesantes: la Democracia Cristiana desciende del 27% al 23% del apoyo popular, y aunque coloca a todos sus candidatos en el Senado, corre con el principal castigo a la gestión del grupo en el Gobierno. Los presidenciables democristianos para 1999 pierden fuelle, abriendo espacio de esa manera a las aspiraciones del ministro de Obras Públicas, el socialista Ricardo Lagos, coaligado con el PPD.

El emergente alcalde del barrio residencial de las Condes, Joaquín Lavín, refuerza asimismo sus pretensiones a la jefatura del Estado. La derecha dura, la UDI, en la que milita, salta de tres a nueve senadores, en detrimento de la más moderada RN, que mantiene por poco su ventaja en el cómputo total conservador. Llegan al Congreso, por elección popular, el ex jefe del cuerpo de Carabineros, general retirado Rodolfo Stange, miembro de la Junta Militar de la dictadura (1973-90) y Sergio Fernández, ex ministro del Interior de Augusto Pinochet.

Casi a la medianoche del jueves, computado entonces el 80% de los sufragios, Frei destacaba la abstención de lo s jóvenes, un millón en un electorado de ocho millones de personas, en un país donde la votación es obligatoria.

Además de estrecharse la brecha entre la coalición gubernamental y la derecha, se acortan también las diferencia en el seno de la primera. Resultado de su unidad electoral, el Partido Socialista y el socialdemócrata PPD juntos superan por primera vez a la Democracia Cristiana. El Partido Comunista crece, pero no logra entrar en el Parlamento.

Con el 98,06% de los votos escrutados, la alianza oficial suma el 50,54% de los votos (55,40% en 1993), con los votos de los partidos integrantes: DC, 22,97% (27,12% en 1993); PPD, 12,55% (11,84%); PS, 11,14% (11,93%); PRS, 3,13% (3,77%). La Unión Por Chile, 36,25% (33,46% en 1993), desglosa así sus apoyos: Renovación Nacional, 16,79% (16,31%); UDI, 14,43% (12,11%), e independientes. El Partido Comunista pasa del 4,99% en 1993 al actual 6,85%, lo que no le sirve para entrar en la Cámara.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_