Temporal y seguridad
Tristeza me ha dado estos días de atrás el oír y leer a través de los medios de comunicación a esa ingente cantidad de ciudadanos, criaturas abandonadas a su suerte, a causa del temporal de nieve que se ha padecido en ese trozo de lo que todavía hoy podemos llamar España.Luego, a su vez, sentía, como funcionario público, policía nacional que soy, rabia, indignación, impotencia y un irascible ánimo contenido; todo ello debido a que desde la atalaya que me brindan algunos medios de comunicación (no así desgraciadamente los boletines oficiales del Estado extraoficiales), he venido denunciando continuamente la carencia de medios que padecemos los cuerpos de seguridad estatales, Protección Civil y demás órganos e instituciones del Estado, a los cuales se les han asignado, entre otras, las tareas de socorro y auxilio ante las consecuencias de grandes catástrofes o calamidades. Para más inri, simultáneamente, el encargado oficial de turno manifestaba haber mandado mantas, alimentos, etcétera, a aquellos desamparados y éstos decían que no les había llegado nada.
Como siempre, lo poquito que hubo de ayuda salió del ingenio del español de turno, en este caso los sacrificados miembros de la Guardia Civil, Protección Civil, sanitarios, etcétera. Ponemos a disposición del Ejecutivo unos dineros para que sean administrados de forma conveniente, mediante el pago religioso de variopintos impuestos, y a cambio ¿qué recibimos? ¡Miseria!
Pero sí tienen, al parecer, recursos económicos para comprar o ¿alquilar? carros de combate Leopard a Alemania, o submarinos Scorpion a Francia. ¿Es que quizá vayamos a entrar en guerra con alguien? Si es así, me callo. Pero sino, señores del Gobierno, dennos lo que necesitamos para ayudar, día a día, a nuestro prójimo.-
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