Temporal y seguridad
El pasado día 4 de los corrientes tuve el dudoso honor de pertenecer a la legión de conductores, con sus respectivas familias y obligaciones, que se vieron secuestrados por la falta de previsión de las cabezas pensantes dedicadas a velar por nuestra seguridad. A estas personas, que supongo sosas pues carecen de sal, que en teoría trabajan para nosotros, les rogaría que, si no piensan dimitir, al menos devuelvan el sueldo de este mes.Por otro lado, mi reconocimiento a unos chicos de la Cruz Roja, Ocaña, que jugándose el físico nos atendieron en un difícil trance, y que, al margen de dedicar su tiempo para ayudar, además se pagan sus teléfonos móviles para poder desarrollar su función. Gracias al camarero que durante toda esa larga noche atendió hasta el límite de sus fuerzas a las más de mil personas que estábamos allí. Gracias al capitán de Caballería que nos trajo café, pero se le olvidaron los vasos. Gracias a la gente, que al final siempre es lo mejor. (Y en eso España, de verdad, va bien).
Gracias a mi hija de tres años que se durmió y no se enteró de nada.-
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