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Japón estudia sanear sus principales bancos con 10 billones del erario público

El Gobierno japonés se declaró ayer a favor de considerar un plan de estabilización del sistema financiero basado en utilizar 10 billones de yenes (10,89 billones de pesetas), procedentes del erario público, para sanear las cuentas de las entidades financieras clave de la economía nipona. El respaldo al plan del primer ministro, Ryitaro Hashimoto, puede resultar definitivo para devolver la confianza a los inversores.

La prueba es que, nada más conocerse la noticia, el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio logró un fuerte avance y cerró la sesión con una ganancia de 5,54,94 puntos (3,44%), para quedar en 16.686,51.El Gobierno japonés lleva una semana estudiando con seriedad la posibilidad de inyectar 10 billones de yenes de fondos públicos a su economía. La idea fue sugerida por un miembro del anterior gabinete de Hashimoto, Seiroku Kajiyama. Este político pasó a un segundo plano tras la reelección de Hashimoto en octubre de 1996, y hace una semana lanzó su propuesta de saneamiento financiero desde un semanario, lejos de los foros habituales de debate, la Dieta (Parlamento nipón) o el propio Partido Liberal Democrático (PLD), en el poder.

Kajiyama -miembro del PLD- representa la facción pragmática, que aboga por que el Gobierno garantice una emisión de bonos de 10 billones de yenes para defender la estabilidad de las finanzas niponas, maltrechas tras sucesivas quiebras de entidades de primer y segundo orden en noviembre.

"Japón debe emplear todos los medios a su alcance" para reactivar la economía, señaló Kajiyama, que llegó a amenazar a Hashimoto con crear un frente parlamentario en su contra, con representantes de varios partidos, para forzar al Gobierno a aceptar el plan.

Los bonos consistirían en acciones de la telefónica NTT y la Japan Tobacco, ambas controladas por el Estado, con los que el Gobierno compraría acciones preferenciales de las entidades financieras más debilitadas para mejorar sus coeficientes de garantía y fortalecerlas en el mercado.

El segundo punto del plan es que se retrase la fecha de reembolso de los fondos que ahora aporte el Estado a las instituciones. El Gobierno tiene previsto reclamarlos desde la gubernamental Corporación Aseguradora de Depósitos (CAD) a partir de abril del 2001.

La otra cara del plan Kajiyama es su petición de retrasar la puesta en marcha del programa de desregulación financiera (Big Bang), que debe entrar en funcionamiento en abril de 1998, a lo que no parece estar dispuesto el ministro de Finanzas Hiroshi Mitsuzuka.

El lunes pasado una facción mayoritaria del Partido Liberal Democrático dio muestras de distanciamiento con las posiciones del Gobierno, al romper la promesa electoral de detener el endeudamiento del Estado y anteponer a ello el relanzamiento del sistema financiero.

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