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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Buscar la verdad

WINNIE MANDELA, la influyente ex esposa del presidente surafricano, ha pasado por la Comisión dela Verdad y la Reconciliación. Tras las duras acusaciones de que fue objeto en esta especie de tribunal para establecer las responsabilidades políticas bajo el régimen del apartheid, nos hemos quedado sin saber qué es lo que realmente pasó. Winnie Mandela fue acusada de estar detrás de varios terribles crímenes, pero ha rechazado tajantemente las alegaciones. Y si acabó pidiendo perdón fue por la presión de su amigo y presidente de esta comisión, el arzobispo y premio Nobel de la Paz Desmond Tutu. De momento ahí quedó todo. Más que de la verdad, esta comisión debería llamarse de las contradicciones.La Comisión de la Verdad se estableció hace dos años para no enterrar sin más un pasado terrible y tratar de llegar a la amnistía y la reconciliación que ha intentado promover Nelson Mandela a través del conocimiento de los hechos y la reivindicación de la memoria de los que sufrieron. La comisión, sin embargo, no tiene capacidad para imponer penas. Tan sólo puede obligar a declarar a los que no se presentan ante ella voluntariamente.

Winnie-Madikizela Mandela, de la que se separó Nelson Mandela el año pasado por infidelidad, ha sido siempre una persona con perfiles muy polémicos, que tuvo un papel destacado en la lucha contra el apartheid mientras su marido estaba en la cárcel. Entre la comunidad negra y el ANC (Congreso Nacional Africano) tiene una influencia política indudable, aunque su vida siempre ha tenido lados oscuros. ¿Acabará su paso por la comisión con sus aspiraciones a ser vicepresidenta del ANC? No es seguro. Pero, sin duda, Winnie Mandela ha salido tocada de estos duros ocho días de testimonios escabrosos.

Los testimonios han puesto de relieve que Winnie se rodeó de un núcleo de matones en Soweto a través del Mandela United Football Club. Ya en 1990 Winnie fue condenada por el secuestro del joven Stompie Sepei, asesinado por el jefe de este club de supuestos guardaespaldas, que fue condenado por ello a cadena perpetua. Estos matones han explicado en sus testimonios que Winme -Mummy, para ellos- nunca mató, pero les usó para torturar y asesinar.

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Winnie ha rechazado todas estas alegaciones. Saber la verdad resultará muy difícil y es improbable que triunfe una causa judicial particular contra ella. Los testimonios han revelado que también entre los negros surafricanos había sórdidas luchas y asesinatos. Ahora bien, el caso de Winnie, que tanta atención ha recibido, no debe hacer olvidar los enormes crímenes cometidos por algunos blancos durante el apartheid. Ante la comisión han testificado policías para explicar gráficamente cómo torturaban o asesinaban a sus detenidos con técnicas terribles. El pasado de Winnie-Madikizela puede estar teñido de negro, pero más negro es el pasado de muchos blancos en Suráfrica.

La verdad es siempre evasiva, pero los ciudadanos surafricanos tendrán elementos de juicio para hacerse ellos mismos una idea de lo que pasó, y no construir el futuro sobre el olvido o el desconocimiento del pasado. La reconciliación debe ser una consecuencia de la verdad, como ha defendido siempre Nelson Mandela. Y ésas son las bases que intenta sentar esta comisión.

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