Winnie Mandela niega las atrocidades que se le atribuyen durante el 'apartheid'
La ex mujer del presidente surafricano, Nelson Mandela, Madikizela-Mandela (Winnie), negó ayer ante la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que preside el arzobispo Desmond Tutu, toda relación con la muerte en 1988 del joven de 14 años Stompie Seipei y con otros seis asesinatos de los que ha sido acusada junto a sus guardaespaldas (conocidos como United Footbal Club). Se trata de acusaciones "ridículas" y "grotescas", sin fundamento alguno. A pesar de ello, pidió perdón por los posibles excesos cometidos entre 1986y 1989.
En su declaración, la primera que se produce tras ocho días de audiencia pública, Winnie Mandela calificó de "invenciones enloquecidas" las acusaciones vertidas por algunos testigos. Uno de ellos, Jerry Richardson, ex guardaespaldas suyo, antiguo miembro del llamado United Football Club y que se encuentra en prisión por asesinato, acusó a Winnie de haber ordenado la muerte de su médico personal, Abú Baker Asvat, porque éste sabía demasiado sobre otros oscuros sucesos y amenazaba con revelar datos comprometedores.En la sesión de, ayer, el asunto se centró en un caso, el del joven Seipei. Después de siete horas de declaración, en la que Winnie Mandela dio sensación de seguridad en su testimonio, Desmond Tutu, una de las figuras carismáticas de la lucha contra el apartheid y premio Nobel de la Paz, dijo: "Algunas de las familias vinculadas a los asuntos que tratamos están entre el público y creo que no les hemos dado un reconocimiento suficiente" y les invitó a acercarse al estrado en medio de los gritos y los aplausos de los asistentes.
La sorpresa llegó cuando Joyce Seipei, la madre del joven asesinado, pasó al lado de Winnie, le tendió la mano, la abrazó y la besó en las mejillas.
Este dramático gesto que hace justicia al nombre de la comisión llegó poco después de un duro cruce de palabras entre el abogado de Joyce, Steven Kuny, y la propia Winnie: "La verdad en sus manos es puro emplaste", le espetó el letrado surafricano.
Frase insultante
La ex mujer de Nelson Mandela, del que se divorció el año pasado, respondió: "Ésa es una frase insultante. Le exijo que no me hable así". El intercambio llegó a ser tan tenso que el propio Tutu se vio obligado a intervenir, pidiendo a ambos que se comportaran con corrección y que se expresaran de forma educada."Ninguna de esas cosas [los asesinatos de los que es acusada] tuvieron lugar nunca. Para mí, tener que sentarme aquí y responder estas preguntas es un motivo de gran dolor", dijo Mandela.
Winnie explicó ante la comisión que ella no puede ser responsable de todas las acciones cometidas por los jóvenes que actuaban en su entorno. "Yo no tenía control directo de aquellos [jóvenes] que se refugiaban en mi casa.... Ellos gobernaban sus propias vidas a mis espaldas; yo ya tenía bastante con mis problemas como para tener que preocuparme por los suyos".
Winnie negó que existiera un grupo disciplinario, alrededor del United Football Club, o que ella ordenara jamás el castigo de personas que se salían de la disciplina.
Mandela, vestida de negro y con una blusa verde, dijo que sentía esas muertes, pero que no podía aceptar su responsabilidad. "Por supuesto que siento la muerte de esos jóvenes, pero no me arrepiendo de haber ayudado a esos muchachos y haber tratado de protegerles de un sistema viciado [el apartheid]. Winnie tuvo explicar una declaración suya, realizada en 1988, en la que justificaba el asesinato de los colaboradores del sistema de segregación racial con neumáticos ardiendo. "Ya le he dado mi respuesta. Ya le he explicado cómo era la situación en aquellos años... Si a usted [por el abogado de la acusación] no le gusta, peor", declaró.
Esa intervención no agradó al arzobispo Desmond Tutu, que preside la comisión y que le recriminó a Winnie Mandela su sarcasmo y le dijo que no permitiría que volviera a incurrir en una actitud semejante.
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