Chernomirdin emprende una ofensiva para frenar el pánico en los mercados
El primer ministro ruso, Víktor Chernomirdin, intentó ayer evitar que se extienda el pánico y quiso tranquilizar a los mercados financieros, muy agitados por el brusco descenso en la cotización del rublo, el aumento de los tipos de interés, la disminución de las reservas de divisas y la huida masiva del capital extranjero. "Tenemos el control completo de la situación" dijo el jefe del Ejecutivo, que hoy tendrá que lidiar en la Duma con el difícil toro del presupuesto. Los comunistas, que dominan, junto a los nacionalistas, la Cámara, se lo van a poner difícil: ayer anunciaron que rechazarán el proyecto.
"Está ya casi lista", dijo Chernomirdin, "la estrategia financiera para el próximo futuro, que estará apoyada por las decisiones conjuntas del Gobierno y del presidente". Y añadió que ha dado instrucciones al viceprimer ministro Anatoli Chubáis, al titular de Finanzas, Mijaíl Zadornov, y al director del Banco Central, Serguéi Dubinin, para que tomen medidas que estabilicen los mercados."Este trabajo incluye", precisó, "tratar con las organizaciones financieras internacionales y con los principales inversores extranjeros", tanto para lograr que se detenga la huida de capitales como para recibir la inyección de dinero imprescindible para, al menos, pagar parte de los salarios atrasados a millones de funcionarios.
"Rusia no necesita un masivo apoyo financiero como el que se ha dado a Corea del Sur", añadió Chernomirdin. Sin embargo, el respaldo al país asiático del Fondo Monetario Internacional y la creencia de que esta institución no permitirá que la estabilidad financiera rusa se venga abajo estuvo probablemente en el origen de que, ayer, el rublo recuperara parte de sus pérdidas respecto al dólar, de que el interés fijado en la subasta de bonos cayera sustancialmente, y también de que la Bolsa detuviera su desplome.
Más préstamos
Ayer, el índice principal del mercado de valores subió un 8%, que se unió al 4% del día anterior. Los inversores recuperaron posiciones animados por la oleada de declaraciones tranquilizadoras de las autoridades económicas y por las buenas perspectivas para el adelanto a este mes de 700 millones de dólares (más de 100.000 millones de pesetas) por el FMI y para la concesión de un préstamo sindicado por grandes bancos internacionales de otros 2.000 millones.Los analistas, sin embargo, se resistían a dejar de ser pesimistas. La defensa que el Banco Central ha hecho del rublo ha revelado hasta que punto son insuficientes las reservas ante una grave emergencia, que aún puede producirse un día de estos. Antes de que la crisis actual estallase en Asia, había en caja 25.000 millones de dólares. Hace dos semanas, sólo quedaban 21,5 millones, y ahora mismo, hay 18.000 millones, de los que 6.000 millones son en oro, no convertibles inmediatamente.
El irregular sistema de financiación del Estado ruso, con créditos internacionales y masiva emisión de deuda, pero no con la fórmula ortodoxa de recaudar impuestos; no podía conducir a nada bueno. Ayer mismo, el presidente del FMI, Michel Camdessus, aseguró que la crisis asiática puede haber afectado a Rusia, pero que el principal problema de este país es "la lentitud en mejorar el sistema de cobro de impuestos, que paraliza el progreso en la economía pública y privada". El fisco sólo ha ingresado este año algo más del 50% de lo previsto.
El proyecto de nuevo código fiscal está paralizado y sometido a miles de enmiendas, en un Parlamento controlado por la oposición comunista y nacionalista. Hoy mismo, el Gobierno someterá a debate su proyecto de presupuesto para 1998, que seguramente no será ya viable por el aumento del precio de la financiación a causa del alza de los tipos de interés. Pero ésa puede ser la menor de las preocupaciones de Víktor Chernomirdin.
El primer ministro tiene otra más inmediata: el anuncio del líder comunista, Guennadi Ziugánov, de que su grupo rechazará el proyecto "porque no cambia el rumbo socio-económico, no destruye los nuevos obstáculos y no contesta a una serie de otras preguntas". El jefe de Gobierno se mostró ayer confiado en que "se imponga la cordura", aunque dijo que ya tiene preparada su estrategia para el caso de que se rechace el presupuesto.
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