Los 'testimonios relevantes' de Mario Conde
La letra pequeña del inicio del 'caso Banesto' son los testigos en la operación de los 300 millones
Al mismo tiempo que solicitaba la prescripción de la operación de retirada de caja de 300 millones de pesetas, Juan Sánchez-Calero, abogado de Mario Conde, entregó al tribunal un escrito de medios de prueba. Sobre el citado asunto se propone citar a Antonio Navalón y al periodista Graciano Palomo. El testimonios de ambos, dice el escrito, "es relevante dentro de la denominada Operación 300 millones".Según la propuesta, pues, Conde ha decidido dejar atrás la táctica de negar la existencia de los hechos. Estos fueron conocidos como resultado de una confesión del ex director general de Banesto, Martín Rivas, a los nuevos administradores, a mediados de enero de 1994. Conde, según Rivas, le ordenó preparar dos bolsas de 150 millones, en billetes de 10.000, que debían ser allegadas, según la orden de Conde, a Adolfo Suárez. Eso ocurrió el 1 de febrero y el 6 de abril de 1989. Conde le dijo, según narró Rivas, que era un asunto confidencial: el pago de un servicio realizado por Suárez para el Banesto ante el Banco de España. Y le aseguró que el dinero sería restituido aún cuando tuviese que pagarlo de su bolsillo personal. Nunca se restituyó.
Rivas aportó otra información. Antes de hablar con Banesto, llamó por teléfono a Conde, a mediados de enero de 1994, y le recordó la historia de los 300 millones, anticipándole que iría a hablar con el flamante presidente de la entidad, Alfredo Sáenz. Conde, según Rivas, dijo: "La verdad, Martín, la verdad por encima de todo".
Durante la investigación, Rivas explicó con lujo de detalles las instrucciones de Conde y presentó varios testigos del banco que narraron cómo se preparó el dinero y en qué consistió la entrega de las dos bolsas. Un empleado personal de Conde en el banco, Apolonio Pol Paramio Andrés, reconoció en el juzgado haber recibido de Rivas una bolsa en el garaje de Banesto, en el Paseo de la Castellana. No sabía, dijo, qué había dentro. Lo "único" que recordaba era haberlo entregado en una dirección de la calle Goya de Madrid, "cerca del Palacio de los Deportes". Pol, un hombre al servicio de Conde, dijo que Rivas le había ordenado llevar la bolsa a la calle Goya.
Mario Conde negó los hechos. Rivas no le había llamado para advertirle que iría a ver al presidente de Banesto, Alfredo Sáenz. Y, además, dijo "apenas si tenia en 1989 relación humana con él, por tanto tiene poco sentido que le ordenara retirar de caja dicha cantidad". Agregó: "Nunca he ordenado a Martín Rivas ninguna retirada de caja".
Hubo dos careos muy duros. Aunque el acta del juzgado no recoge la frase, Rivas, muy enfadado, terminó diciendo ante las negaciones de Conde: "Me avergüenzo de haberte servido cuando fuiste presidente de Banesto".
El testimonio de Rivas conoció un salto importante cuando el consejero delegado de la época, Juan Belloso, prestó declaración. Belloso confirmó la existencia de un descubierto de 300 millones (exactamente 295.290.060 pesetas porque se aplicó un talón procedente de 4,7 millones procedente de Banesto Barcelona para reducir el saldo). Belloso dijo que al hablar con Conde sobre el dinero faltante, el entonces presidente le dijo que era un "asunto del banco".
La pista de por donde podía llegar a discurrir Conde la dio Pol. Había entregado una bolsa en una dirección de la calle Goya. Allí, precisamente, tenía sus oficinas el que entonces, año 1989, era asesor de Conde. Se trata de Antonio Navalón. Este, a su vez, había sido el puente para que Conde conociese a a Adolfo Suárez. Como en las novelas de crímenes, la pista de Pol podía ser un viaje a alguna parte.
Ahora, tras la historia de Argentia Trust, en la que Conde acusa a Navalón de haberse quedado con los 600 millones pagados en agosto de 1990, el ex banquero vuelve a apelar a su ex asesor porque, dice, su testimonio "es relevante en la Operación de los 300 millones".
Fuentes solventes señalan que Conde justificará el faltante, tarde o temprano, directa o indirectamente como un apoyo a la campaña del Centro Democrático y Social (CDS) en las elecciones europeas de 1989. Por ello, quizá, también su defensa ha considerado "relevante" el testimonio de un periodista, Graciano Palomo, quien escribió, en 1990, que Conde dio apoyo a Suárez y que algunas sedes regionales del CDS recibieron paquetes repletos de billetes de 10.000 pesetas.
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