Cosas que pasan...
Es la fiesta de Nuestra Señora de la Almudena, patrona de Madrid y de su diócesis. Son las 13.45 más o menos, cuando un ciudadano de 69 años de edad entra en una panadería a comprarse un bollo y sale de la tienda comiéndoselo.Estando ya en la calle, el panadero vio que su cliente no se encontraba bien y, saliendo fuera, le preguntó: "¿Qué te pasa?, ¿estás mareado?". Le conocían como parroquiano. "Entra y siéntate en esta silla hasta que se te pase el mareo. Bebe un poquito de agua", le ofreció la panadera con todo cariño, no apartándose de su lado.
Mientras, el panadero, viendo que el cliente se encontraba alarmantemente mal, conectó rápidamente por teléfono con el 061, expuso el caso y pidió una ambulancia para su traslado a un centro sanitario lo más pronto posible.
No pasaron muchos minutos hasta que se presentó una doctora en un coche del 061 para prestarle los primeros auxilios al paciente. ¿Y cómo no una ambulancia, ya que se había solicitado a la vista de la gravedad y en medio de un establecimiento de estas características? Pues nadie lo sabe.
Al rato se presentó todo un equipo sanitario en una especie de ambulancia del 061. "Ahora se llevarán al paciente", pensábamos tanto los familiares como los dueños de la tienda. Pues no fue así. Le hicieron varias pruebas buscando algún posible resto de vida y se fueron con el vehículo, tras advertir a la policía, allí presente, que el señor juez de guardia vendría a ordenar el levantamiento del cadáver, quedando mientras el cuerpo tendido en medio de la pequeña tienda.
La policía nos aclaró que el juez estaba avisado, pero que podría tardar hasta horas, puesto que sólo había uno de guardia para todo Madrid.
Por fin, eran las cuatro de la tarde, pasadas, cuando se presentó todo un séquito de señores y señoras, entre los cuales suponíamos que estaría el señor juez, y, después de destapar la cara del muerto, mirar, preguntar detalles a la policía, se largaron en sus coches diciendo, eso sí, que vendría el furgón a por el cadáver.Fue una hora larga de espera. Los familiares del difunto, ya que nos ha tocado este pequeño calvario, desearíamos que hechos como éste no se diesen más en Madrid. Son cosas que pasan... y que no deberían pasar-
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