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Plavsic gana en Banja Luka y pierde en ciudades controladas por Karadzic

Las elecciones parlamentarias de este fin de semana en la República Srpska han quebrado de finitivamente el monopolio del poder de los extremistas de Pale, pero no hay un claro ganador e los comicios, según las primeras estimaciones, y pocos creen que éstos vayan a resolver el cisma político actual entre las dos mitades del territorio.

ENVIADO ESPECIALEl próximo Gobierno de la mitad serbia de Bosnia será de coalición y saldrá de unas negociaciones previsiblemente largas y complicadas, en las que los partidos pequeños jugarán un papel decisivo.Ayer se respiraba optimismo en el cuartel general de la presidenta Bújana Plavsic, en Bania Luka, cuya flamante formación, la Alianza Popular de Serbia (SNS), ha obtenido en la mayor ciudad de la República Srpska, en su feudo de Banja Lulca, más del 40% de los votos, aunque parece que no ha conseguido desalojar del poder a los leales a Karadzic en lugares emblemáticos como Bije1jina, Brcko, Trebinje o Doboj. "Nadie va a lograr más del 25% de los sufragios, pero nosotros, la oposición, estaremos en mejores condiciones de formar una coalición que el Partido Democrático gobernante" (SDS, de Radovan Karadzic), asegura el número dos de la Alianza, Ostoja Knezevic, un tránsfuga de Karadzic.

La dispersión del voto, que de acuerdo con el sistema proporcional entregará a los partidos grandes muchos de los sufragios de los más pequeños que no consigan escaño, y las casi 200.000 papeletas que se esperan de los residentes en otros paises pueden alterar sustancialmente un escrutinio cuyos resultados finales la OSCE no prevé anunciar oficialmente hasta comienzos del mes próximo. Tal y como se preveía, los primeros resultados sugieren que en la mitad oriental del país los votantes han favorecido más al partido gobernante, mientras que en la zona occidental se han inclinado por el nacionalismo menos estridente de la rebelde Plavsic.

Observadores y dirigentes de partidos otean dos bloques antagónicos a la búsqueda' de la mayoría en un Parlamento de 83 escaños, en el que los 45 diputados del SDS de Karadzic y su testaferro Morricilo Krajisnik hacían y deshacían a su antojo. Uno, formado por el SDS y el fascista Partido Radical, su alter ego teledirigido desde Belgrado por Vojislav Seselj, que quizá podría sumar el 35% del voto. El otro, agrupado en torno a la Alianza Popular de Plavsic, con participación de pequeños grupos socialdemócratas y liberales y probablemente los ambiguos socialistas serbobosnios, una sucursal en la República Srpska del partido de Slobodan Milosevic, "pero mucho menos obedientes al dictado del presidente yugoslavo de lo que éste quisiera", según el líder socialdemócrata Milorad Dodik. La esperanza confesada de las potencias occidentales es que este segundo bloque sea capaz de formar gobierno y alterar una situación en la que dos años después de los acuerdos de Dayton que pusieron fin a la guerra, no se percibe asomo de democratización en ninguna de las dos entidades que constituyen Bosnia-Herzegovina.

Los socialistas de Milosevic, que obtendrían el 10% de los sufragios según estas primeras estimaciones, públicamente se incluyen ya del lado de la presidenta Plavsic y su conglomerado socioliberal, pero el jefe del Partido Democrático en Banja Lulca, Djordje Mikic, no dudaba ayer en afirmar muy contundentemente que "pensamos en ellos como posibles socios". El otro elemento que puede resultar decisorio es la actitud que adopten los partidos musulmanes, con 14 escaños hasta ahora en el Parlamento de Pale, al que boicoteaban. Su voto, el de los expulsados por los serbobosnios, podría superar el 15%.

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