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Ciempozuelos y Colmenar de Oreja declaran la guerra a las palomas

Los ayuntamientos de Colmenar de Oreja (5.565 habitantes) y Ciempozuelos (12.469) pretenden reducir su población de palomas, ya que sus excrementos están dañando edificios valiosos. Estos efectos se han dejado sentir en la iglesia parroquial de Santa María (del siglo XIII) y en el convento de los agustinos (siglo XVII), en Colmenar de Oreja, y en otras construcciones antiguas de Ciempozuelos.

Los municipios pretenden aplicar un sistema que consiste en colocar una jaula, similar a un palomar, en la que se deposita bebida y comida para estas aves. Este palomar permite la captura de unas 30 palomas semanales sin que sufran daños. Un método similar se probó en el Retiro de Madrid para rebajar la población de palomas del parque, pero con escaso éxito. Los animales se negaban a entrar en las trampas.

La empresa privada que se podría ocupar de la eliminación de las aves ha firmado un convenio con dos centros de recuperación de aves rapaces, donde se enviarán las palomas capturadas con el fin de que sirvan de alimento a los animales en cautiverio.

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