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El alcalde de Nueva York consigue un 60% de votos, según los primeros sondeos

Rudolph Giuliani se quitó ayer la gorra del equipo de béisbol de los Yankees que llevó durante la campaña electoral, se endomingó y, poco después de las siete de la mañana, se fue andando al colegio electoral que le tocaba, uno del Upper East Side. "He votado por el alcalde", dijo haciendo el muy norteamericano gesto de levantar el pulgar. Según los primeros sondeos a la salida de las urnas, casi el 60% de los neoyorquinos que se tomaron la molestia de votar hicieron lo mismo que Giuliani.

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Nueva York se levantó ayer, día electoral, con tres noticias: una buena, una mala y una ambigua. La buena fue que la revista Fortune ha vuelto a colocar a la Gran Manzana como la mejor ciudad de Estados Unidos para hacer negocios, desplazando a Seattle, que ocupó el primer lugar en 1996.La mala fue que se confirma la implantación en Nueva York de una banda que aterroriza California en los últimos años: la de los Bloods. La policía ya ha identificado a un millar de jóvenes neoyorquinos que se proclaman miembros de esta banda, cuyos símbolos son ropas rojas y quemaduras de cigarrillos en los hombres. Los Bloods roban, violan, trafican con crack y son enemigos mortales de bandas hispanas como los Latín Kings.

La noticia ambigua fue la subida de 232 puntos registrada el lunes por el índice Dow Jones. Si el ascenso de Wall Street es en sí una buena cosa para Nueva York, el del lunes inquietaba porque se tragó de un bocado la corrección a la baja de las cotizaciones de la pasada semana y resucitó el espectro de la sobrevaloración.

Todos los diarios de la ciudad, incluido el prodemócrata The New York Times, apoyaron ayer en sus comentarios editoriales la reelección del republicano Giuliani, de 54 años. Giuliani llevaba camino de convertirse en el primer alcalde del partido del elefante que consigue dos estancias consecutivas en el City Hall de la muy demócrata Gran Manzana desde que lo hiciera Fiorello LaGuardia, en los años treinta.

Aunque detestan su agresividad y arrogancia, los habitantes de la Gran Manzana aplauden los éxitos del primer mandato de Gluliani: la reducción a la mitad de la delincuencia; las rebajas en los impuestos municipales; la creación de un buen clima para los negocios, y la remodelación de zonas urbanas como Times Square. Los neoyorquinos agradecen a su alcalde haberles devuelto el orgullo de serlo.

Clinton y el alcalde

La judía demócrata Ruth Messinger tenía pocas esperanzas, pese a que el domingo la apoyó su correligionario Bill Clinton, aunque sin criticar jamás a Giuliani. El presidente, un nuevo demócrata, tiene cosas en común con el alcalde, un republicano moderado. Giuliani es implacable en la lucha contra la delincuencia y contrario a usar el dinero de los contribuyentes para subsidiar a parados y marginados, pero abierto a los inmigrantes y partidario de la libertad de decisión de las mujeres ante el aborto.Messinger ha puesto el acento durante su campana en las grandes lagunas del giulianismo: el deterioro de las nunca demasiado buenas escuelas públicas de Nueva York; la brutalidad policial, que tuvo su exponente en la sodomización en comisaría, el pasado verano, del haitiano Abner Louima, y el mantenimiento del desempleo en un 9%, el doble que la media de EE UU.

La única señal en Times Square de que ayer era jornada electoral la daban unos jóvenes que se paseaban con pancartas y panfletos que decían: "Vota a Mister Bean". Este rasgo de humor neoyorquino recordaba que el actor cómico británico Rowan Atkinson acaba de estrenar una película en la ciudad.

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