Un patio polémico
Esta carta es la reacción que me provoca -principalmente como ciudadano y también como padre de un alumno del colegio Sagrado Corazón- el artículo publicado con fecha 30 de noviembre acerca de la disputa generada por la utilización de un solar de titularidad pública en la calle de Don Pedro, de Madrid, recientemente concedido al colegio Sagrado Corazón de esa misma calle, y la reclamación que sobre el mismo hace el colegio Nuestra Señora de la Paloma.En primer lugar, quiero puntualizar que si este último es público, el primero es subvencionado al cien por cien, lo que al final significa que el dinero para pagar la educación de los alumnos de ambos sale del mismo sitio, es decir, del bolsillo de todos los contribuyentes, incluidas las familias de los alumnos del Sagrado Corazón, y que lejos de pretender privilegios, quisiéramos tener, al menos, beneficios similares a los que está disfrutando el colegio de la Paloma desde hace años.
En segundo término, la realidad en este momento es que unos alumnos ya están disfrutando de unas instalaciones igualmente cedidas, y por cierto mucho mayores, y se les quiere adjudicar más, mientras que otros no tienen nada y se les pretende negar aquello que sin duda aliviaría una precaria dotación.
La situación me parece desigual y difícil de entender.
Aunque soy apolítico, dentro de mi no militancia me identifico más con lo social que con el capital, y opiniones como las que he leído sobre este tema me han llenado de desasosiego, porque ahora resulta que repartir dos solares entre dos colegios es injusto, arbitrario, antisocial y, lo más sorprendente, de derechas (porque lo hace el PP), mientras que dar los dos a uno y dejar sin nada al otro es ecuánime, social, justo y, sorprendentemente, de izquierdas (pues parece estar apoyado por IU). Figúrese cuál será mi nivel de incultura política que yo creía que era exactamente al revés.
Y si las declaraciones de algunos representantes de la izquierda, más concretamente de IU, significan un apoyo a la no cesión al Sagrado Corazón del citado terreno, me parecería una actuación demagógica y oportunista.
Espero que, por el bien de los 800 alumnos del Sagrado Corazón, las cosas se queden como están y dejen continuar las obras de acondicionamiento de un solar que ha sido un vertedero espontáneo y refugio de otras cosas peores durante mucho tiempo.-
