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Entrevista:

"En Madrid hay un ambiente coral cada vez mayor

El azar lo lanzó a la brisa de la música coral en los años setenta, cuando la juventud se descoyuntaba al ritmo de Los Beatles y Los Rolling. La casualidad lo empujó a las iglesias. Pero Miguel Ángel Jaraba (46 años) no se consideraba especial. Por no ser, ni era feligrés de la parroquia del barrio. "Me sucedió lo que le sucede al 99% de los que se enganchan al canto coral", dice. Un amigo que formaba parte de un coro le contó maravillas de la experiencia, así que probó, y descubrió el despertar de una vocación. Desde entonces, su currículo musical no ha parado de crecer. Siguió estudios de piano, dirección, armonía y composición durante 10 años en el Conservatorio de Madrid y cuatro años en la Escuela Superior de Canto. Luego llegó el encuentro con Samuel Rubio, "un cura musicólogo espléndido, especialista en polifonía española", con el que se adentró en el territorio de la dirección coral. Más tarde, creó el coro del Club dé Amigos de la Unesco, en la capital y, luego, cogió la batuta del coro de Alcalá de Henares Schola Cantorum (de 1984 a 1992). Ha publicado un libro, Teoría y práctica del canto coral. Actualmente, aparte de regir los destinos de la Federación Madrileña de Corales y de guiar al Collegium Vocale madrileño, anda inmerso en el alumbramiento de un orfeón en Móstoles, para el que está haciendo pruebas de voz.Pregunta. ¿Cómo andamos de voz los madrileños?

Respuesta. Tenemos una riqueza musical grande y variada, por lo que es fácil encontrar quien cante bien. Eso sí, cuesta menos encontrar voces agudas tanto de hombres como de mujeres; sopranos y tenores salen a barullo. Voces graves salen menos.

P. Aconseje a la cantera: ¿sirve más la vocación o el esfuerzo?

R. Van unidos. Lo primero es tener oído. En cuanto a la vocación, se supone o surge al meterse en un coro, y el esfuerzo es decisivo para que la coral funcione.

P. ¿Hay un marco idóneo para el canto coral?

R. Depende de la música. Para la religiosa, lo mejor son las iglesias. Para el resto, no hay lugar ideal, aunque sí uno contraindicado: los teatros. No son buenos sitios, porque están pensados para una acústica de voz hablada y no cantada. Los telones, la tela, se comen mucho el sonido y no sirven. Si no hay una iglesia, lo mejor es un auditorio forrado de madera.

P. Trace un perfil del cantor de coro.

R. El perfil medio lo marca la mujer. Hay déficit de hombres, siempre.

P. ¿Y las actuaciones son para la élite o para la mayoría?

R. El canto coral está dirigido a todo el mundo. De hecho, los festivales y los conciertos están llamados a ser populares, para gente del mismo sitio de donde se nutren los coros: el 'barrio, la parroquia y los pueblos. En Madrid hay un ambiente coral cada vez mayor.

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