Cuando Remedios perdió los zapatos

Noche cálida la de Remedios Amaya. No se cree ella misma lo que le está pasando, con un público que la ovaciona en cuanto aparece, que jalea su actuación, que la ama.Quizá porque en ella ese público ha reencontrado algo que hace tiempo es moneda rara en esto del cante. El pellizco, el duende, la jondura, todo eso que surge de pronto y da a este arte la más hermosa e inexplicable de sus singularidades. Remedios Amaya tuvo además una de esas noches en que la inspiración manda y todo sale redondo.

Cantó como ella sabe hacerlo, quejándose incluso en lo más festero, los tangos, los jaleos, las bulería. Y bailó como ella sabe hacerlo, con la verdad por delante, sin despeinarse. Aunque se quitara los zapatos para bailar cuando Lole Montoya, quien estaba entre el público, salió a hacerle un cante y las dos bordaron un momento cargado de emotividad y encanto.

Noche grande, en fin, de acento gitano al cien por cien, que sin duda va a ser recordada como decisiva en ese idilió ya consolidado entre la cantaora y su público.