El Gobierno francés advierte del riesgo de que los camioneros bloqueen las carreteras desde mañana
El Gobierno francés previno ayer formalmente al resto de las administraciones europeas del riesgo de que los transportistas extranjeros queden atrapados en sus carreteras. El Gobierno y la sociedad francesa da prácticamente por hecha la huelga y el bloqueo de las rutas y puntos estratégicos a partir de las 22.00 del domingo. Anoche, la principal patronal del sector del transporte por carretera (UFT) abandonó la mesa de negociación con los sindicatos de camioneros. Un portavoz de la UFT dijo que no volverá a ella aunque se lo pida el ministro de Transportes francés, Jean-Claude Tayssot. Los sindicatos han amenazado con "una acción larga y dura" si fracasan finalmente las negociaciones.
Pese a la ruptura declarada de los contactos y las reticencias a reanudar el diálogo mostradas por la principal organización patronal, el ministro de Transportes, el comunista Jean Claude Gayssot, logró atraer finalmente a las partes a una nueva negociación iniciada a las 17 horas de ayer. Mientras el titular de Transportes jugaba sus bazas en un nuevo intento cada vez más desesperado por evitar la huelga, la inquietud cundió ayer definitivamente entre las industrias y la ciudadanía francesa, así como en el transporte europeo.El recuerdo de la huelga de noviembre del pasado año llevó a muchas empresas a acelerar sus envíos y a muchos ciudadanos a precipitarse a las estaciones de servicios para hacer acopio de combustible. Algunas gasolineras agotaron ayer por la tarde sus existencias y las ventas de productos frescos en los hipermercados aumentaron notablemente.
Desde Bruselas, la Unión Internacional de Transportes se quejó por adelantado de las "graves consecuencias económicas y humanas" del bloqueo de las carreteras y exigió al Gobierno francés que adopte las soluciones políticas y de seguridad necesarias para garantizar la libre circulación por Francia.
El secretario general de la Unión Internacional de Transportes, Martin Marmy, habló incluso de "toma de rehenes", aludiendo a la situación que pueden vivir los camioneros extanjeros, y dijo que "es criminal y contrario a la ley" impedir a los demás trabajar. La Asociación Francesa de Transporte por Carretera Internacional pidió, por su parte, al Ejecutivo de su país que, dadas las circunstancias, permita la circulación durante el fin de semana a los vehículos con destinos internacionales.
Pese al nuevo compás de espera abierto ayer tarde con la nueva negociación, la perspectiva de un acuerdo se hace mas y mas sombría a medida que se agota el plazo del ultimátum sindical. "El camarada ministro debe ser más eficaz, el Gobierno debe hacer valer todo su peso sobre la patronal", clamaban ayer tarde los dirigentes sindicales de Fuerza Obrera, Roget Poletti, y de la CGT, Clause Cambus.
Las declaraciones de los representantes de los trabajadores invocando la posibilidad de un acuerdo de última hora e invitando al ministro de Transportes a presionar a la patronal se suceden mientras los transportistas preparan concienzudamente su movilización y se distribuyen las consignas y los objetivos que se bloquearían. "Los empresarios no tienen intención de negociar, han elegido el camino de la huelga", era el mensaje entre los trabajadores.
Situación explosiva
Las condiciones de trabajo de los 200.000 asalariados franceses y las características de ese sector hacen que la situación sea potencialmente explosiva, mucho más si se tiene en cuenta que buena parte de las reivindicaciones teóricamente obtenidas en la huelga precedente han sido ignoradas. Quizás por eso, no se detecta en la sociedad francesa una reacción abiertamente contraria a la anunciada movilización de los transportistas.Pese a los perjuicios e incomodidades, ya en noviembre pasado la mayor parte de los franceses declaraban comprender y justificar la huelga. En los medios profesionales, se comenta que la regulación de este sector atomizado -sólo el 0,7% de las empresas tienen más de 100 trabajadores-, y sometido a una "competencia féroz", sólo podrá hacerse en el contexto de una normativa general europea.
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