Tea humana en Bucarest
Marin Juganaru, de 51 años, se prendió fuego ayer en Bucarest en protesta por los planes del Gobierno reformista rumano para acabar con los privilegios económicos de quienes contribuyeron a la caída del dictador Nicolae Ceausescu, en 1989. El quemado, que se roció con gasolina ante el Senado y formaba parte de un grupo en huelga de hambre, fue trasladado al hospital en estado grave. Algunos de sus compñeros consiguieron sofocar las llamas con mantas.
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