Pugnas y cuchilladas
Al acecho, el neoperonista Ramón Ortega, Palito, solista de éxito con su balada La felicidad, ah, ah, ah, ah o el tema que muchos años atrás alertó sobre las consecuencias de la excesiva ingesta de morapio de cereal, ese vacho de chevecha que se chube a la cabecha, se ofreció como sustituto de Carlos Menem. Retratos del ex gobernador de Tucumán, densa cabellera esculpida a navaja, mirada perdida en el horizonte, aparecieron ayer en las calles de Buenos Aires: Argentina quiere una esperanza. 1999. Ortega presidente.La derrota de Hilda Duhalde perjudica a su esposo, el gobernador Eduardo Duhalde, hasta el domingo primero en la lista de aspirantes a la Casa Rosada por el Partido Justicialista. Para Ortega, el partido ya no tiene candidatos naturales, que deberán salir de las elecciones internas en el peronismo. En esa pugna, no exenta de lances traperos, intervendrá probablemente el ex campeón de automovilismo Carlos Reutemann, en el justicialismo desde hace algunos años a llamada de Menem. Pero Dulialde no abandona. "Soy el padre de la derrota", dijo. Gallardo, reclamó la autoría del disgusto encajado por su esposa, Chiche, quien le agradeció el quite. "Me enorgullece que tenga esa actitud, tan de hombre. Pero debemos ser varios los que tengamos alguna responsabilidad". Masoquista en positivo, se manifestó
por lo estimulante del varapalo. "Esta derrota me entusiama, me da más ganas de trabajar".
Por su parte, el colérico Domingo Cavallo, con casi 30 demandas judiciales en su contra por presuntas injurias y calumnias, era un cascabel ' "La derrota de Menem es de vergüenza", se alegró. Él también quiere ser presidente, y su nueva condición de diputado le blinda en los juzgados.
Armónicos ahora, son de esperar codazos entre los cinco presidenciables de la Alianza: Carlos Alvárez y Fernández Meijide, por el Frepaso; y el alcalde de Buenos Aires, Fernando de la Rúa, el jefe de la UCR, Rodolfo Terragno, y el ex presidente Raúl Alfonsín, por los radicales. Pronto deberán acordar el nombre de su candidato a la jefatura del Estado. Álvarez confirmó su anterior triunfo en la capital, poco proclive a honrar la memoria del caudillo Juan Domingo Perón, pero la victoria de Fernández Meijide en el baluarte peronista es el mérito mayor.
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