El ejercicio de solidaridad con los niños de Albania reunió a 27.000 deportistas
Mucho entusiasmo y poco músculo. La undécima edición de la Carrera de la Juventud fue más bien un ejercicio de solidaridad. Veintisiete mil alborotados escolares se reunieron ayer para participar en esta prueba, organizada por Mapoma (Maratón Popular de Madrid), Unicef y el Instituto Municipal de Deportes. La marcha, no competitiva, se celebraba para ayudar a los niños de Albania, que sufren una extrema pobreza. Niños y mayores recorrieron juntos los cinco kilómetros que separan la calle de la Princesa del Parque de Atracciones, en la Casa de Campo.
La Carrera de la Juventud estaba reservada para niños de hasta 15 años. Pero muchos de los jóvenes acudieron acompañados de sus padres y otros adultos. Hubo dos salidas simultáneas, en la plaza del Callao y en la calle de la Princesa. Luego, los dos ruidosos pelotones se juntaron en la plaza de España. El cerco que les sujetaba reventó a las once de la mañana. A esa hora sonó el pistoletazo de salida, y el batallón de solidarios echó a correr.Muy pocos participantes se tomaron en serio la carrera. La mayoría caminó alegre hasta la meta, situada en el interior del Parque de Atracciones.
Entre la chiquillería se coló alguna cana. Andrés, de 65 años, acompañaba a sus dos nietos: "Estaban como locos por venir, y hemos tenido que acompañarles". Los primeros en llegar a la meta fueron dos corredores de 18 años. Emplearon menos de 18 minutos en hacer los cinco kilómetros.
Para el resto de la gente, el trayecto fue más cómodo. "Nos lo hemos tomado con mucha tranquilidad", decía Gemma, de 14 años. Luego, dentro del parque, sí que corrieron de verdad algunos chavales para disfrutar de los ingenios mecánicos. "Me voy a subir en todos los aparatos que pueda", decía Carlos, que empleó 35 minutos en andar hasta la meta.
En el camino y en el recuerdo de los participantes estaban las imágenes de miles de niños de Albania que sufren los desastres de un país devastado por una estafa financiera.
Para Joaquín Ruiz-Giménez, presidente español de Unicef, lo más importante de la fiesta deportiva celebrada era el testimonio de solidaridad y esperanza de los madrileños: "Vamos a ayudar a los niños que más lo necesitan. Esta carrera está destinada a los de Albania, pero siguen los dramas en Corea y Yugoslavia". Los organizadores habían recaudado dos millones de pesetas hasta el pasado sábado para los niños albaneses.
Fiesta en el recinto ferial
Tras el esfuerzo, hubo fiesta en el recinto ferial de la Casa de Campo: refrescos, juegos y hasta un millón de pesetas en regalos y material deportivo. El colegio San Gabriel se llevó el premio al centro de mayor participación. Consiguió apuntar a la carrera de la solidaridad a más de 1.000 escolares. Otros 66 centros inscribieron a más de 100 alumnos.Mauricio Blanco, presidente de Mapoma, estaba muy satisfecho con la respuesta juvenil: "Ha sido un éxito. La carrera ha cumplido con su fin solidario y los chavales han hecho deporte en una mañana fenomenal".
Mapoma pretende organizar para el año que viene 100 carreras simultáneas en 100 ciudades del mundo con un destino benéfico y humanitario. "Es un proyecto que vamos a poner en marcha cuanto antes en colaboración con multitud de asociaciones", señaló Mauricio Blanco.
La cruz de la Carrera de la Juventud, como de costumbre, estuvo en el tráfico. La prueba bloqueó el centro de Madrid y la M-30 entre las 11.00 y las 12.30. El atasco también fue mayúsculo en la carretera de Extremadura y en el paseo de la Florida. Un portavoz de la Policía Municipal señaló: "Ha sido un caos de tráfico en esa zona, pese a las recomendaciones que hemos hecho a los automovilistas para que evitaran la Casa de Campo".
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