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La policía belga detiene a un pastor protestante con restos de dos esposas y cuatro hijos

Una vez más Bélgica ha sido capaz de suministrar otro suceso para la historia de los horrores. Justo un año después de la marcha blanca provocada por los crímenes de Marc Dutroux y las torpezas del Estado, los belgas se han desayunado con un posible Barbazul. Andreas Pandy, un pastor protestante de 70 años, de origen húngaro pero radicado aquí desde 1957, ha sido detenido como sospechoso del asesinato de sus dos sucesivas esposas y de cuatro de sus ocho hijos, dos niños y dos niñas.

La policía ha descubierto en una de sus tres casas de Bruselas restos humanos: un cráneo, dos fémures, un hombro y una pelvis. En la misma casa se encontraron pedazos de carne en un refrigerador, aunque no está confirmado que fuera carne humana. También ha sido incautada una urna con cenizas.El pastor, que vivía en un barrio mayoritariamente flamenco y que ejercía su ministerio en Flandes, lo niega todo. Asegura que la urna contiene las cenizas de su hermana, fallecida en Hungría en 1994, y que tanto las mujeres como los niños desparecidos desde finales de los años 80 se marcharon por su propio pie. Pero la policía sospecha que las cartas que llegaban desde Hungría y desde Brasil, presunta prueba de que sus familiares vivían, son falsas y las ha enviado el propio pastor a través de terceras personas para tener una coartada.

El pastor está detenido desde el viernes y la policía registra sus tres casas bruselenses. Los belgas están acostumbrados a estas tareas: calles cortadas, efectivos de protección civil, perros adiestrados para buscar cadáveres o restos humanos, y siempre algún contenedor en la puerta que se va llenando de la negra tierra extraída de la cava. En esta ocasión es la cava de una casa situada en un barrio muy, modesto, Molenbeek, que con el tiempo se ha convertido en una zona deprimida y propensa a acoger emigrantes.

No se sabe muy bien por qué estas muertes, que teóricamente se remontan a hace 10 años, han sido destapadas ahora. Algunos aseguran que se debe a la denuncia de uno de las cuatro hijos de Pandy que aún viven. Otros afirman que es producto de la revisión de todos los casos de desaparecidos, que dormían el sueño de los justos en los anaqueles del juez correspondiente hasta que llegó Marc Dutroux.

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