Almunía da la voz de alarma por el auge de los nacionalistas frente a los partidos estatales
El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, asumió ayer el descalabro electoral de su partido en Galicia como "un mal resultado, sin atenuantes". La abultada derrota, que relega al PSG a la tercera posición, por detrás del BNG, ha llevado a los socialistas a una reflexión interna sobre los porqués de este desastre. Pero el debate pretende ir más allá e implicar en él al PP. Se trata del auge de los nacionalismos. En la comisión permanente de la ejecutiva del PSOE comenzó ayer esta discusión, envuelta en cierta alarma, sobre el peligro de que los electores empiecen a considerar que "sólo a través de fuerzas nacionalistas pueden defenderse los intereses de sus territorios" quedando relegados los partidos que defienden la cohesión nacional.
La cúpula socialista rechaza culpar de lo ocurrido en Galicia al candidato Abel Caballero y al secretario general de los socialistas gallegos, Francisco Vázquez. "Hay que buscar para encontrar las causas en lo que hemos hecho en los últimos cuatro años y no a 15 días de campaña", advirtió el secretario general del PSOE, Joaquín Almunia."Hemos obtenido un mal resultado, sin paliativos ni atenuantes", reconoció Almunia contundente y con un gesto que denotaba tristeza. "Los electores nos han dado un apoyo muy debajo de nuestras expectativas", siguió con el autocastigo. "Hemos perdido votos y escaños y no hay muchas más explicaciones, pero desde luego lo ocurrido no es imputable a Abel Caballero, a Francisco Vázquez y a todos los compañeros del partido y de las fuerzas de la coalición". Almunia pronto dejó claro que la actual dirección de los socialistas gallegos tiene el apoyo de la Comisión Ejecutiva Federal. "Les he dicho a Abel y a Paco Vázquez que tienen todo nuestro agradecimiento por su esfuerzo e ilusión", comentó Almunia.
Este apoyo explícito de Almunia se interpreta como un intento de parar a la minoría disidente que ayer mismo anunciaba su intención de pedir responsabilidades al secretario general del PSG, Francisco Vázquez. La alusión de Almunia, no obstante, a que las causas de la derrota hay que buscarlas en la labor del partido en Galicia durante los últimos cuatro años está siendo utilizada por los críticos para volcar sobre Vázquez la responsabilidad del descalabro, como máximo dirigente en Galicia tras tomarle el relevo, hace cuatro años, a Antolin Sánchez Presedo, derrotado por Fraga en los anteriores comicios autonómicos.
Pero no fue sólo de asuntos internos de lo que ayer hablaron en la permanente de la ejecutiva federal. El asunto fundamental fue el auge de los nacionalismos, confirmado con el éxito electoral del Bloque Nacionalista Galelo (BNG).
"Para quienes, como en mi caso, tenemos la obligación y la responsabilidad de definir un proyecto político para el conjunto de España, no es una buena noticia que pueda ir calando en sectores del electorado que sólo a través de fuerzas políticas nacionalistas pueden defenderse los intereses de los territorios", dijo Almunia.
Primero mencionó a CiU, en Cataluña, después al PNV en el País Vasco, para seguir con Coalición Canaria. Ahora irrumpe con fuerza el Bloque Nacionalista Galego. "Ésa no es mi opción para la política española, aunque soy un convencido defensor del Estado de las autonomías y de que el PSOE se identifique con los problemas, con las aspiraciones, con el modo de ser, con la propia personalidad de cada lugar", aclaró. La situación revela que "existe una carencia en los partidos políticos de ámbito estatal en la forma de llevar a los ciudadanos nuestro proyecto para la España de las autonomías".
Ahí se quedó Almunia sin explicar si tiene alguna propuesta que hacer, ya que rechazó de plano la posibilidad inmediata de proponer cambios en la ley electoral que hagan más difícil la representación de los nacionalistas, tal y como. acababan de sugerir dos presidentes autonómicos: Juan José Lucas, del PP, y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, del PSOE.
También se niegan en el PSOE a hacer extrapolaciones del resultado en Galicia al resto de España. Simplemente, dicen, "el Bloque ha acertado en su oferta al electorado progresista, que ha visto reflejadas sus demandas en esa fuerza política".
Pero las críticas internas empiezan a aflorar. Y una de ellas va dirigida contra las intervenciones de campana en Galicia de Felipe González y Alfonso Guerra. Según interpretan ahora algunos dirigentes socialistas gallegos, ambos desviaron la atención con asuntos ajenos a Galicia. El ex vicepresidente del Gobierno Narcís Serra se sumó ayer a este análisis. "Un exceso de presencia de líderes de fuera del territorio puede interferir en el diálogo directo con los ciudadanos", dijo a Catalunya Ràdio. "Por descontado, este hecho lo tendremos muy en cuenta en las elecciones catalanas", añadió. Almunia se refugió en la reiteración de que la derrota no se ha debido a la campaña.
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