Benetiana
Me quedé mirando el cuadro titulado Octubre de 1944. La fuerza central japonesa apareja en Brunei (Plan Sho-i). Me preguntaba yo cómo sabía Juan Benet que aquellos buques que él había pintado bajo un cielo de nubes de tormenta constituían la fuerza central japonesa aparejando en Brunei según el plan Sho-i.Ya no está Juan entre nosotros para preguntarle acerca de la exactitud de los títulos de sus cuadros, que en estos días se exponen en el Colegio de Ingenieros de Caminos. De habérselo preguntado en vida habría dicho: "Pues claro. No puede ser otra cosa que la escuadra japonesa aparejando en Brunei". Pocos hombres he conocido yo menos belicosos y más capaces al mismo tiempo de contar con precisión y gusto literario las grandes batallas de la historia.
Me ha gustado mucho ver la exposición completa, o casi, de sus cuadros. Me ha hecho recordarle y recordar aquellas veladas de su casa de Pisuerga, 7 con Antonio Martínez Sarrión, Eduardo Chamorro y otros, en que se hablaba de todo, salvo de literatura, y que acababan siempre, cuando ya asomaba por la ventana, decía Juan, con el color lechoso del amanecer, con el vals Kuppelweise, tristísimo, del último Schubert.
En sus libros, Benet cultivó la estética de la indeterminación. En cambio, en sus cuadros aparecen las cosas pintadas "con mucha propiedad". La indeterminación heisenberguiana va por dentro. Qué se yo, por ejemplo, si el señor que aparece montado en un triciclo con un elefante al lado no es realmente El príncipe de Bismarck en su gabinete de trabajo de la quinta de Varzin, Pomerania,- o si la música que están escuchando Virginia y Nicolás es realmente de Richard Strauss. Me río solo, evocando la ironía de mi amigo.
La benetiana se enriquece con otro cuadro de otro Benet, Eugenio, en la que aparece la tertulia llamada "de los Juanes" por Benet y García Hortelano, ambos muertos, que la presidían. Es un cuadro admirable, el Café de Pombo del Madrid de nuestros días.
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