"¿Podemos hacer algo?"
Madeleine Albright no está muy al corriente de lo que ocurre en Argelia y tampoco sabe de qué manera Estados Unidos puede colaborar en la búsqueda de una solución a la guerra civil que desangra a ese país desde 1992. "¿Podemos hacer algo?", pregunta Albright a los especialistas en el Magreb del Departamento de Estado en la nota interna que acaba de enviarles.
En sus reuniones hace dos semanas en Nueva York con los ministros de Exteriores francés, Hubert Vedrine, y alemán, Klaus Kinkel, ambos le pidieron en nombre propio y de la Unión Europea, un mayor interés norteamericano por la tragedia argelina. Aportaron datos y testimonios. Albright, tras, esas conversaciones, decidió interesarse por una guerra civil larvada que ha costado la vida a más de 60.000 personas.
"No podemos aceptar una situación en la que gente completamente inocente es asesinada de manera cruel y en la oscuridad de la noche sin que la comunidad internacional se ponga en pie y reaccione", dijo el alemán Klaus Kinkel en su discurso ante la ONU.
Albright, en la nota interna, ha pedido al subsecretario de Estado, Thomas Pickering, que le facilite información sobre Argelia y que, con la ayuda de los especialistas en el Magreb, estudie si EE UU puede hacer algo para detener las matanzas. "La secretaria de Estado", ha declarado en Washington uno de sus colaboradores, "quiere saber si estamos haciendo todo lo que podemos o si podemos dar algunos pasos más".
Estas son algunas de las preguntas que ha formulado: "¿Es ésta una crisis que puede degenerar y salir de control o es tan sólo más de lo mismo, pero con mayor intensidad? ¿Podemos hacer algo?" Los sucesos de Argelia, un país en el que EE UU no tiene grandes intereses, apasionan poco a la clase política, los medios de comunicación y la opinión pública norteamericana.
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