El transporte público y los empleados públicos
Recientemente pude leer un folleto propagandístico en el que el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) proponía la elaboración de planes de transporte alternativos para las empresas.Esta loable iniciativa de un organismo dependiente del Ministerio de Industria y Energía contrasta con la inexistencia de planes de transporte alternativo en la Administración General del Estado.
La Administración central del Estado constituye, por el número de trabajadores, una gigantesca empresa afincada en su gran mayoría en Madrid capital, y por lo tanto su incidencia en el tráfico y la contaminación de Madrid es considerable. En algunas dependencias oficiales, la única ayuda al transporte que recibe el empleado público es una plaza de aparcamiento gratuita.
Esto supone un premio para aquellos empleados que utilizan el coche privado para acudir al trabajo.
Premiar a aquellos empleados públicos que utilizan el transporte privado para ir a trabajar entra en clara contradicción con la política de fomento del transporte público que están llevando a cabo otras instancias, tanto de la Administración central como del resto de las administraciones autónoma o local.
Una vez expuesto el problema, propongo algunas medidas que, lejos de ser las únicas, sólo intentan aportar un granito de arena para la consecución de una ciudad más limpia y transitable:
1. Cambiar abono de transporte por plaza de aparcamiento.
2. Fomentar los traslados y permutas cuando el motivo sea una mejor combinación de viajes.
3. Coordinar los esfuerzos de las tres administraciones públicas, así como de sindicatos y asociaciones de vecinos para lograr un transporte público más eficaz.-
Empleado público del Ministerio de Economía y Hacienda.
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