Lo que sé de Fraga

El domingo se sabrá si Fraga gana: dicen los que hacen las preguentas -habrá que inventar la palabra- que sí, y con mayoría absoluta. Tengo la esperanza de que se equivoquen, o de que los gallegos indecisos se decidan a favor de los otros. Ya sé que un caballero, una persona elegante, nunca debe sacar a relucir hechos antiguos, porque eso está muy mal visto en sociedad. No tengo ningún interés en ser caballero, ni señora: me conformo con ser persona, y, si soy hombre, no me parece que sea motivo de orgullo, pero también vale para recordar lo que otras personas no quisieran: sus razones tendrán. Felipe González hizo un juego para recordarlo, en la, campaña: recomendó que se viera Carne trémula, donde está la mole de Fraga aplastando a la gente que quería ser demócrata. Podía haber recomendado González también la película de Bardem, pero es seguro que no la ha visto: siempre se ha distinguido por su anticomunismo, si me permite recordar el pasado. Pero no me mueve en mi esperanza lo que sé de Fraga, que es lo mismo que saben los españoles, incluyendo en ellos a los galleguistas, con perdón; muéveme el verle, como un tanque descabalado, avanzando por entre los viejos retratos de su propaganda; mueve oírle.Algo a su favor: no es un converso. Les temo más que a los fascistas, o franquistas, de la vieja madera de boj; el converso suele irse, como un elástico super tenso, al extremo opuesto. Suele tener que mostrarse muy diferente castigando a los que fueron como él. Suele tener que renegar como un renegado. Digo "suele" porque hay muchos que sólo son, simplemente, desalentados, gente que lamenta haber creído lo increíble (o lo que ellos creen, ahora, que es increíble: nunca se puede saber cuando uno está equivocado, si al afirmar o al rectificar) pero que lo llevan con honradez y sabiduría. Fraga no es un converso: es un cangrejo ermitaño que se adapta al recipiente que le contiene para seguir mandando, gobernando, disponiendo: como el rey que encadenó a su hijo Segismundo. En un país de Segismundos, es una opción sin duda satisfactoria para el que tiene esas aspiraciones. Se irá un día sin haber presidido el gobierno de unidad nacional que él quiso, sino el fragmento que él, antes, condenaba. Pero hoy, aún, parece que esto le va a salir otra vez bien. Enhorabuena: eso significa que sus administrados le prefieren.