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Un huracán arrasa Acapulco y deja 50 muertos

El puerto de Acapulco, el centro turístico más famoso de México, quedó ayer devastado por el huracán Paulina, que azota desde hace tres días las costas del sur del país. Vientos y lluvias de fuerza inusitada se adueñaron en la madrugada del jueves de la ciudad, que amaneció cubierta de lodo y escombros. Hasta el momento, los servicios de protección civil han recuperado 50 cadáveres, aunque no se descartaque en el transcurso de las horas el número de víctimas se incremente. Decenas de pequeños poblados, carreteras y puentes han quedado destruidos.A lo largo de la mañana de ayer, las denuncias sobre personas desaparecidas se amontonaban en la sede de la Cruz Roja. Mientras, la capitanía intentaba contactar con un buque de bandera holandesa, con dos mil personas a bordo, que había abandonado el puerto cuando el hu-racán se estaba acercando a la costa.

A mediodía todavía había cuerpos flotando en la avenida costera, la arteria principal de la ciudad, donde se alinean hoteles, tiendas, restaurantes y cochecitos de caballos para pasear a los turistas. La algarabía cotidiana quedó sepultada bajo toneladas de agua, lodo y escombros.

Las autoridades habían advertido de la extrema peligrosidad de Paufina, en principio unomás de los muchos huracanes tropicales que arriban a México en esta. época del año. Su paso por los Estados de Chiapas y Oaxaca, también en la costa del Pacífico, había provocado tres víctimas mortales y grandes pérdidas materiales. Los estragos causados a su llegada. a Acapulco, en el Estado de Guerrero, superaron sin embargo las peores previsiones.

Los vientos de 200 kilómetros por hora y las intensas lluvias seabatieron sobre la ciudad en la madrugada. Las riadas de agu a y piedras descendieron brutalmente desde las colinas que rodean la ciudad, arrastrando todo lo que encontraban a su paso.

A pesar de su imagen de prosperidad, Acapulco cuenta con un importante cinturón de miseria que se extiende por las lomas circundantes. Ha sido precisamente en las zonas altas, dopde reside la población más empobrecida, donde Paulina ha dejado más víctimas. Muchas de ellas murieron ahogadas o sepultadas bajo los escombros de sus viviendas.

Los pocos turistas que se encuentran en la ciudad, aprovechando los buenos precios de la temporada baja, se han atrincherado en sus hoteles. El panorama no tiene nada que ver con las fotos de los folletos de viaje. Calles convertidas en canales, vehículos flotando en la bahía, barcos hun7didos, edificios derruidos, árboles arrancados de cuajo...La mayor parte de Acapulco se encuentra sin luz, teléfono ni agua corriente. El 60% de los establecimientos hoteleros han sufrido daños de diversa consideración. Las principales carreteras han desaparecido bajo toneladas de escombros y el aeropuerto, completamente inundado, ha quedado incomunicado. Los habitantes de la zona no recuerdan haber visto nada igual en su vida.El Ejército mexicano ha reforzado a los servicios de protección civil para atender a la población, que ronda el medio millón de habitantes. Al menos 5.000 damnificados han sido trasladados a 13 albergues instalados en el puerto. El Gobierno de Guerrero lanzó ayer un llamamiento de ayuda al resto del país. Las principales cadenas de radio y televisión de la Ciudad de México exhortaban a la población capitalina a que donara agua embotellada, alimentos, mantas, ropa y medicinas.

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El balance no está ni con mucho cerrado. La falta de comunicación hace que aún no se conozca la envergadura de los daños en las zonas rurales y en la periferia de Acapulco. Paufina, mientras tanto, prosigue su ruta hacia el noroeste, rumbo a Michoacán.

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