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PALEONTOLOGÍA

Un cráneo de hace 1,5 millones de años agita la historia humana

Si viaja en autobús en una ciudad cosmopolita, eche una ojeada a los pasajeros. Con un poco de suerte serán una buena muestra de la enorme variedad de la humanidad contemporánea. Intente hacer el siguiente experimento mental: imagine que todos esos pasajeros resultan enterrados y que pasa un millón de años para que fosilicen. Pasado ese tiempo, ¿cuántas especies distintas de humanidad identificaría en la muestra un paleontólogo?Seguramente identificaría varias especies distintas. Pero sabemos que es incorrecto. Los biólogos consideran que las especies diferentes representan a poblaciones distintas que no pueden cruzarse con otras para producir híbridos viables. No existe barrera biológica que impida que dos seres humanos actuales tengan un hijo; todos los hombres existentes, al margen de su apariencia, pertenecen a una única especie con una gran variabilidad.

No se puede estudiar la viabilidad de los cruces en fósiles, pero el mensaje está claro: cuando los paleontólogos investigan especies extinguidas deben tener muy en cuenta el rango de variabilidad.

Esta cuestión es el eje de un informe publicado por Gen Suwa (Universidad de Tokio), Tim White (Universidad de California, en Berkeley) y Berhane Asfaw (Servicio de Investigación del Rift Valley, de Etiopía) presentado en la revista Nature. Ellos describen un cráneo casi completo, de hace 1,4 millones de años, hallado en Konso (Etiopía), perteneciente a una especie extinguida de homínidos: el Australopitecus boísei.

Este cráneo es la primera pieza bien datada de Australopitecus boisei con mandíbula, y muestra algunos rasgos asociados a otras especies, como el Australopitecus robustus (de Suráfrica) y el Australopitecus aethiopicus (Etiopía). Todas ellas eran Australopitecus robustus, un linaje que, entre hace 3 y 2,5 millones de años, se separó del linaje que continuó la línea evolutiva de los humanos modernos. Los robustus estaban muy especializados en una alimentación vegetariana; se extinguieron hace más de un millón de años.

Las tres especies se han clasificado como diferentes, pero los investigadores ahora se plantean si es correcto y, señalando la mezcla de rasgos del cráneo de Konso, aconsejan prudencia, particularmente necesaria ahora, cuando la paleoantropología está viviendo un explosión de hallazgos.

Es tentador dar a cada fragmento de fósil de un yacimiento nuevo su propio nombre y anunciar una nueva especie. Pero el ejemplo de nuestra especie demuestra como esto puede llevar a la confusión. La inmensa mayoría de los científicos están de acuerdo en que nuestra especie, Homo sapiens, desciende de otra, Homo erectus, que surgió en África hace dos millones de años. Homo erectus debe descender de otra especie indígena africana, Homo habilis, de hace unos 2,5 millones de años.

Pero este esquema evolutivo sencillo se ha complicado con una avalancha de nuevos nombres y el propio status de Homo habilis está muy cuestionado. De repente, lo que parecía una transición evolutiva ordenada se ha convertido en una explosión de especiación hace unos 2,5 millones de años.

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