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'El curso del escándalo

El ganador del Nadal de 1961, con una obra 'obscena' para el franquismo, vuelve a publicar tras 35 años de silencio

"De verdad hay que creer que un estudiante tiene preocupaciones más serias que la de des abrochar el vestido de su amiga". Esta frase, entresacada de un artículo escrito en 1962 por un presbítero, se- refería al con tenido de la obra ganadora del Premio Nadal 1961, titulada El curso. Su autor, Juan Antonio Payno, un joven madrileño de 19 años -el primer menor de edad que, obtenía el galardón-, asistía incrédulo a la polémica que su primera novela había suscitado en tre los incansables defensores de la moral impuesta por el régimen franquista, que llegaron a calificarle de neurasténico y obseso sexual. Payno, añadía el cura, "se limita a describir su vi da durante un curso determinado, y esa vida nos parece de masiado libre para que se la deje impune. Es una vida de mórbidas insustancialidades, de orgías, de vagancias, de una juventud para la que Dios no cuenta".La Asociación de Padres de Familia pi dió la retirada del libro, que aquel mis mo año se convirtió en una de las 10 obras más leídas en España, junto a Éxodo, de León Uris, y Un millón de muertos, de Gironella.

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"Visto desde la perspectiva actual, la novela tenía muy poco sexo", dice el escritor, de 56 años, doctor en Ciencias Eco nómicas y que acaba de publicar, al cabco de 35 años de silencio literario, su se gunda novela, Romance para la mano diestra de una orquesta zurda, editada por Alfaguara.

"Aquellas, acusa ciones", añade, "resultaban ridículas ya entonces para cualquiera que tuviera un mínimo de sentido común. Había una verdad oficial que tenía poco que ver con la realidad, y en la medida que el libro reflejaba esa realidad, fue un escándalo". Para la crítica seria, indiferente a los prejuicios supuestamente morales, el libro supuso "una poderosa entrada de aire fresco y joven en la literatura española del momento".

Pero no fue esta polémica lo que más sorprendió a Payno, sino el hecho en sí de conseguir el galardón más importante de la época a nivel nacional, el Premio Nadal, por el que recibió 150.000 pesetas, unos diez miIlones de ahora. "Era la primera novela que escribía y un amigo me animó a presentarla a concurso. La envié el último día de plazo y por correo. Nunca imaginé que ganaría", asegura. Casi nadie en la familia sabía de su vocación literaria, ni siquiera su tío, el poeta Dámaso Alonso. Fue una sorpresa para todos. El curso narraba la historia de un grupo de universitarios de su generación. Payno, que ha- dedicado su vida profesional a la docencia en universidades, señala que hacer una comparación con los estudiantes de ahora "sería infinito y nunca daría idea del contexto en el que nos movíamos""Era muy difícil encontrar obras de muchos autores. Por supuesto, entre ellos estaba Marx, pero también Kant estaba prohibido. Recuerdo que di una charla en una facultad de Bilbao ylos universitarios me regalaron La forja de un rebelde, de Arturo Barea, que estaba proscrito. Me llevaron a una librería de confianza y allí lo tenían escondido bajo el mostrador".

Sus mejores recuerdos son para José Luis Sampedro, uno de sus profesores. "Una de sus peculiaridades es que escuchaba a sus alumnos. Teníamos una tertulia cada 15 días en una cafetería. Era un profesor excepcional en todos los sentidos. Con el resto del profesorado había una distancia insalvable". Tras el éxito conseguido con su primer libro, resulta extraño que hayan tenido que pasar más de tres décadas para que Juan Antonio Payno vuelva de nuevo a publicar. "Hubo gente que me dijo que el premio me obligaba a seguir escribiendo", explica, "pero yo no me consideré obligado a nada. Era muy joven y pesaron las circunstancias. Tuve que hacer la mili, acabar la carrera, y me marché a Inglaterra varios años. Después, la enseñanza me absorbió, pero la duda entre la economía y la literatura la he tenido durante mucho tiempo".Casado y con dos hijos, en la actualidad mantiene un contencioso con la Universidad Alfonso X El Sabio por haber sido destituido de su cátedra. En su misma situación hay otros nueve profesores. "Nos han echado", afirma, " porque no se quiere a nadie que tenga un criterio propio".En su segunda y reciente novela narra la transición de un régimen dictatorial a otro sistema político diferente, pero prácticamente igual de arbitrario. Advierte el escritor que todo parecido con la realidad es pura coincidencia. "El libro no pretende ser una crónica. Lo que planteo es el problema de fondo: el poder, al que la propia dignidad exige poner límites. Y la única forma de limitar al poder es hacerle frente, una actitud que yo le recomiendo a todo el mundo", concluye.

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