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La fiscalía de EE UU abre una investigación formal al vicepresidente

Las nubes que ensombrecen el futuro político de Al Gore se hicieron ayer más espesas. Janet Reno, Fiscal General de Estados Unidos, convirtió en formal la investigación preliminar sobre las actividades recaudatorias del vicepresidente norteamericano, abierta en septiembre. Gore reconoce que solicitó fondos electorales mediante llamadas telefónicas desde la Casa Blanca.Después del mes preceptivo de investigación preliminar, la titular de Justicia y Fiscal General estimo que existen indicios razonables para continuar explorando la posibilidad de que las llamadas de Gore fueran ilegales. Esa ilegalidad se sustentaría en una vieja ley norteamericana que prohíbe el uso de las dependencias del Gobierno federal para la recaudación y entrega de fondos electorales.

El paso dado ayer por Reno, que le exigían a gritos los congresistas republicanos, abre la puerta al nombramiento, a fines del plazo de tres meses, de un fiscal independiente. Ese fiscal, como el que ya se ocupa de la relación de los Clinton con el caso Whitewater, sería la pesadilla de Gore.

Noticia desastrosa

Para el leal vicepresidente de Clinton y aspirante a su sucesión en el año 2000, la noticia es desastrosa. Gore, que este otoño ha comenzado de hecho su campaña con intervenciones, electoralistas ante medios hispanos, negros y sindicales, puede verse lastrado en los próximos meses -y, de ser nombrado el fiscal independiente, incluso años- por las dudas sobre su papel en la recaudación de fondos para las elecciones de 1996.Gore confiesa que hizo 46 llamadas telefónicas desde su oficina de la Casa Blanca, pero dice que esa actividad recaudatoria no violó la ley sobre demanda y entrega de fondos electorales en edificios del Gobierno. Su caso se ve agravado por el hecho de que parte del dinero conseguido no se ingresó en las arcas del partido soft money del Comité Nacional Demócrata, sino en las de su campaña personal hard money.

Clinton también está en el disparadero, pero un paso atrás. Hace dos semanas, Reno decidió abrirle al presidente una investigación preliminar por el mismo asunto. A diferencia de Gore, Clinton dice no recordar si usó los teléfonos de la Casa Blanca para solicitar a sus simpatizantes millonarios que enviaran cheques a la campaña electoral.

Desde poco antes de su reelección, en noviembre del pasado año, Clinton y Gore tienen que lidiar con las acusaciones de múltiples irregularidades cometidas en la financión de su campaña. Los republicanos y los medios de comunicación han denunciado desde el uso del dormitorio Lincoln de la Casa Blanca para recompensar a los donantes más generosos hasta las donaciones efectuadas por extranjeros, incluidos empresarios asiáticos y un narcotraficante cubano, pasando por el presunto intento chino de comprar influencia en Washington.

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