Todos los 'barmen'

Completamente estremecida comprobé, en Mauri y alguna que otra pastelería de lujo, que las minitartas unipersonales del evento se venden, mas sin atochamientos. O sea, sin prisas pero sin pausas.Consciente de que nos jugamos el bigote republicano por la falta de entusiasmo intrínseco, acudí a Semon, la casa de restauración que sirve el banquete nupcial y de cuyos entresijos nunca escapó el secreto del menú que ha aparecido en algún diario de la competencia.

Según me contaron allí mismo los responsables, ha habido mucha lagartona que, por el mero hecho de haber descubierto cuántos kilos de lubina habían sido encargados a salva sea la santa pescadora, han echado los mil violines sonando al viento y, columpiándose en el arco iris, y han dicho que había lubina para todos. Mais non, mes petits, mais non. Sencilla mente, y ello resulta ejemplar, es que el plato necesitará lubina, pero eso no será todo. Fuentes generalmente bien informadas me dijeron que la vianda reina será un hallazgo gastronómico de mucha categoría que, sin empalagar, sin cremas ni salsonas enganchosas -la Reina rehúye toda prosopopeya del paladar-, ofrecerá al mundo un ejemplo de condumio de alta cocina.

Asabentada de lo cual (en castellano: inundada en conocimiento) me dirigí a Boadas para que la incomparable Maria Dolors me preparara unos dry martini de los que quitan los sentidos, para llevarlo todo más livianamente. Y héte aquí que Maria Dolors me pregunta cuál es el motivo de mi estancia en BCN. Y yo le digo que Der Boden. "¿La boda?", se interesa. "Pero, "tú también estás invitada". "Más que invitada, acreditada". Cunde el desconcierto y hasta el pánico, hasta que descubrimos que se trata de bodas distintas. Porque el viernes, 24 horas antes de que doña Cristina dé el sí a don lñaki, contraerá vigorosas nupcias la joven y también agraciada Maria Carmen Medina, hija de uno de los mejores barman de Barcelona, Cecilio Medina, que ejerce funciones de tal en el hotel Princesa Sofía, en donde se refugiarán políticos y sangres varias de dudoso azulengo.

"Todos los barmen estaremos allí, porque querernos y respetamos mucho a Cecilio", dice Maria Dolors, que ha estrenado un nuevo look que ni la camarera del Titanic. Total, que con tal motivo he recordado una hermosa frase de Con la muerte en los talones que le dice Cary Grant al tipo que pretende enrolarle en el FBI por amor a la patria: "No hablará en serio. Mi anciana madre, tres ex exposas y todos los barmen de la ciudad, dependen de mí".

Pues a mí me pasa lo mismo. Y se lo diría a la propia Infanta, si me pidiera que abandonara mis martinis para llevarle las arras.