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Los partidos aceptan que la Guardia Civil mató a dos etarras en legítima defensa

Ni una crítica ni una pregunta punzante ni la menor censura. Todos los grupos parlamentarios aceptaron sin reserva las mínimas explicaciones del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, sobre la operación policial en la que el pasado día 23 resultaron muertos los etarras Salvador Gaztelumendi y José Miguel Bustinza en Bilbao. La comparecencia de Mayor fue un paseo en un escenario muy diferente al de hace unos meses a raíz, por ejemplo, del suicidio de presos vinculados a ETA. El clima social surgido tras el asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco aconsejó suavizar sus posturas incluso a los grupos políticos habitualmente más duros.

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La actuación de los guardias civiles que mataron a tiros a Gaztelumendi y Bustinza "estuvo plenamente justificada", aseguró Mayor, antes de agregar que los agentes actuaron en legítima defensa" y que "no tuvieron más remedio" que abrir fuego contra los dos etarras cuando estaban dentro de un coche en la calle bilbaina de la Amistad. Según el ministro, ambos individuos esgrimieron sendas pistolas Browning que llevaban preparadas con una bala en la recámara y listas para abrir fuego. Este dato, junto con el de que Gaztelumendi y Bustinza fueron abordados por la Guardia Civil cuando acababan de subir a un Renault 19, fueron los únicos novedosos aportados por Mayor. a lo largo de su comparecencia en la Comisión de Justicia e Interior del Congreso.

Ningún diputado interrogó al ministro, pese a la pocas precisiones facilitadas por éste sobre el desarrollo de la operación policial, de la que reiteró que hubo que anticiparla ante la sospecha de que los dos activistas estaban ultimando un atentado. Sólo Willy Meyer, en nombre de Izquierda Unida, preguntó al titular de Interior sobre los resultados de las autopsias practicadas a los cadáveres y sobre la prueba de la parafina que fue practicada, por orden judicial, en las manos de ambos para aclarar si habían disparado un arma de fuego. Pero Mayor Oreja, en su posterior turno de respuesta, olvidó responder a tales interrogantes.

Mayor no aclaró si los dos activistas llegaron a disparar ni si el agente que resultó herido en una mano lo fue a resultas de un disparo de uno de sus siete compañeros de la Unidad Especial de Intervención que participaron en la operación.

El ministro insistió en que la pista sobre el núcleo duro del comando Vizcaya, del que presuntamente formaban parte los dos fallecidos, se consiguió en mayo pasado, a raíz del asesinato del guardia civil José Manuel García Fernández en Zierbana. Para ese atentado, los terroristas usaron un Renault 19, que era el coche de Gaztelumendi y Bustinza. A este comando se le atribuyen cuatro de los 11 asesinatos perpetrados este año por ETA.

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"La banda terrorista tratará de responder [a la operación contra el comando VÍzcaya]", según señaló el responsable de Interior. "De hecho ya ha respondido hoy mismo en Granada", añadió un segundo después, en referencia al frustrado atentado con explosivos perpetrado en esa ciudad.

El socialista Juan Alberto Belloch invitó a los demás grupos parlamentarios a examinar desde ahora las actuaciones policiales desde "el principio de legitimidad" que les faculta para ejercer la fuerza de forma justificada y proporcionada. Criticó que se hable de la "presunción de inocencia" para la policía o la Guardia Civil, cuando en su opinión sólo habría que reclamarla en el caso de que haya una imputación formal" contra alguno de los agentes. Pese a lamentar el fallecimiento de cualquier persona, Belloch sentenció que "no es lo mismo la muerte de un asesino que la muerte de una víctima".

Manuel Silva, en nombre de CiU, e Ignacio Gil Lázaro, por el Partido Popular, expresaron su apoyo a la actuación de la Guardia Civil y consideraron que la desarticulación del núcleo duro del comando Vizcaya constituye un éxito para la sociedad. Willy Meyer, de Izquierda Unida, responsabilizó de la muerte de Gaztelumendi y Bustinza a ETA y a su entorno, tras lo que animó a Herri Batasuna a que convenza a la banda criminal de la necesidad de llegar a un alto el fuego, entregar las armas y abrir un debate a la irlandesa.

Apenas una hora después de iniciada la sesión parlamentaria, ésta se cerró sin el menor rifirrafe dialéctico. Antes de levantarse, Mayor Oreja felicitó a todos los portavoces de los grupos, a los que calificó de verdaderos "protagonistas" por haber sabido trasladar a las fuerzas de seguridad el espíritu de unidad contra el terrorismo.

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