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Un importante grupo del GIA rompe con la actual dirección, a la que acusa de "satánica"

Un importante grupo de muyahidin del centro de Argelia ha roto con la dirección del Grupo Islámico Armado (GIA), a la que acusan de "satánica". Es la primera vez que disensiones dentro de esta sanguinaria organización, presunta responsable e las matanzas de civiles, sale a luz. La actitud del,principal partido islamista, el frente Islámico de Salvación (FIS) y de su brazo armado, el Ejército Islámico de Salvación (EIS), a favor de una tregua a partir del 1 de octubre,es el detonante .La presión se completa con una vasta operación del Ejército en las proximidades de Argel.

El grupo de muyahidin de la zona centro, dirigido por el emir Mustafá Kamil, conocido como Abú Hamza, ha roto con el GIA, al que acusa de haber caído "bajo 1 control de un grupo desviacionista aliado con Satán" y al que atribuye la paternidad de los aseinatos de civiles, que condena. La ruptura se anuncia en un documento fechado el 19 de septiembre y dado a conocer ayer simultáneamente en Londres y a través del periódico árabe Al Hayat.Abú Hamza y sus seguidores llaman a los otros muyahidin a denunciar y aislar a ese "núcleo satánico" que ha acaparado la dirección del GIA y desviado al upo de sus objetivos.

Es la primera vez que las disensiones internas entre los diferentes componentes del GIA salen a la luz pública y que se traducen en ajustes de cuentas.

Hasta este momento, aseguran observadores políticos en Argel, las disputas de liderazgo en seno del grupo más radical de los que operan en Argelia se habían resuelto con ejecuciones sumarias de los dirigentes o con represalias nacia las poblaciones que supuestamente apoyan a los rivales. Esta vez, las diferencias temas se traducen en comunicados y acusaciones mutuas.

El escaso conocimiento que tiene sobre el conglomerado de los núcleos armados que forman el GIA, su funcionamiento las estructuras de mando del grupo, hacen que sea imposible delimitar con precisión el alcance de las divisiones internas y predecir el fin de las matanzas.

Sin embargo, esta vez, a las tensiones internas se le añade los efectos de la ofensiva que el Ejército ha desplegado en los alrededores de Argel, "la más importante de los últimos años" según prensa de la capital.

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Saliendo de una relativa palisis y después dé haber sido objeto de continuas críticas porparte de la prensa y de los partidos políticos, el Ejército ha decidido lanzar una ofensiva contra grupo del GIA que había tomado la localidad de Uled Alleg como "cuartel general".

La operación militar comenzó, según la prensa de la capital, el viernes y continuaba ayer.Uled Alleg se encuentra en el centro del triángulo de la muerte, a escasa distancia de Baraki y de Bentalha,lugar de la última matanza de 250 vecinos.Los 8.000 habitantes de Uled Alleg huyeron del pueblo en 1995 a consecuencia de las amenazas de GIA, que minó los accesos a la localidad para no ser molestado por las patrullas policiales.

Según relata la prensa de Argel, en Uled Alleg se encuentran atrincherados en este momento los comandos responsables de las matanzas de Sidi Rais, el 29 de agosto, y de Bentalha, el 22 de septiembre, que costaron más de 500 vidas. Los extremistas se habían acostumbrado a lanzar sus incursiones sesinas contra la población y volver al poblado sin ser interceptados ni molestados por las innumerables unidades militares, policiales y de gendarmería que existen en esta región del suroeste de Argel.

Esta vez, en cambio, el Ejército ha optado por la manera fuerte, movilizando carros de combate, transportes blindados y bulldozer para abrirse camino a través de los campos minados, mientras los helicópteros de combate atacan a los terroristas atrincherados. El primer balance anuncia la muerte de 68 extremistas tan sólo en este pueblo, los que hay que añadir otros 25 supuestos integristas abatidos en las montañas de Saida.

No todos están de acuerdo.Said Saadi, que dirige la Reagrupación por la Cultura y la Democracia, asegura que "todo parece como si el poder y el FIS intenten encontrar una coartada militar para justificar un acuerdo político, en vez de hacer frente al verdadero problema, el GIA".

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