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VUELTA 97

Un nido revuelto

La guerra de equipos sigue abierta tras el 'caso Blanco'

La Vuelta remontó algo su interés al final, pero lo que más subió en la última semana fue el mal ambiente. La caravana se convirtió en un nido mucho más revuelto de lo ya habitual y con una hipocresía galopante. Lo que menos se habló fue de alianzas o apaños en ruta. Toda la bilis se despachó fuera de ella. El fichaje por el nuevo equipo Seguros Vitalicio de la joya que tenía preparada Banesto para sonar con sustituir a Induráin, el bejarano Santi Blanco,desencadenó la mayor guerra de grupos que se vivía en los últimos tiempos. Si las relaciones eran ya tensas antes del caso, la situación bordeó la histeria.Blanco se acogió al decreto 1.006 para romper su contrato con el Banesto pagando la cláusula de rescisión y firmar con el nuevo grupo de Javier Mínguez, que le daba más dinero. Una decisión respetable desde la libertad de un profesional, aunque

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éticamente todo sea discutible. Pero también ha habido precedentes que rozaron la ética y no había decretos, sino falta de palabra. Y en ellos estuvieron los agraviados ahora. Es la lógica de la oferta y la demanda del mercado. Otra cuestión es que haya sido precisamente Javier Mínguez, acogido un tiempo por Banesto, el que se haya llevado al ciclista. Aunque lo avisara.

Ayer mismo, José Miguel Echavarri, primer director del Banesto, aunque no haya dirigido al equipo en la carrera, fue muy claro: "Felicito a Alex Zülle, el mejor corredor de la Vuelta. Lo que hicieron con él en el Tour fue muy duro, incluso inhumano. Pero mientras no aclare ciertas cosas la felicitación sólo es para él, no para el equipo de la ONCE". Las relaciones de Banesto con Manuel Saiz, director de la ONCE, nunca han sido buenas y han vuelto a empeorar con este motivo. Siempre es el hombre malo en cualquier película que se forme. Euseblo Unzue, director del Banesto en la Vuelta, estalló la semana pasada llamándole mentiroso, aunque después lo suavizó y ayer no tuvo inconveniente en felicitar a todo el equipo de la ONCE, a su presidente, José María Arroyo, e incluso a Saiz. "Por nuestra parte no nos importaría dejar las cosas claras", dijo. "Hemos pasado momentos muy, muy difíciles, que se han compensado con la recuperación del equipo, pero lógicamente son cosas que no se pueden olvidar. Sin embargo, todo o casi todo tiene solución". Echavarri, al saberlo, añadió: "Unzue es más elegante; yo, más sincero".

La Asociación de Equipos está literalmente muerta y el ciclismo, enfermo desde la propia federación tras los sucesivos, rocambolescos y discutibles cambios de presidentes, necesita firmar alguna pipa de la paz. Menos mal que hay ciclistas.

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