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Almunia y Rodríguez Ibarra sellan la paz en vísperas del congreso extremeño

Anabel Díez

El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, está dando pasos para restañar las heridas que no se cerraron en el 34º Congreso del PSOE al rechazar destacados guerristas pertenecer a la nueva ejecutiva que él encabeza. El presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, se despidió de ese congreso poniendo de manifiesto su discrepancia con que Almunia fuera el sustituto de Felipe González. La semana pasada Almunia e Ibarra se reunieron en secreto y por primera vez en muchos años hubo "fluidez" en su conversación.La prueba de que las cosas no fueron mal está en que Almunia acudirá mañana a Cáceres a alabar ante los congresistas extremeños su decisión de que el domingo reeligan a Rodríguez Ibarra como secretario general. Será un acto de reconciliación, puesto que también asistirán el ex secretario general, Felipe González, y el secretano de organización, Ciprià Ciscar. El abrazo al reelegido secretario general extremeño se lo dará Alfonso Guerra el domingo.

Este VII congreso del PSOE extremeño no será uno más de los que celebran todas las federaciones para elegir a sus nuevos dirigentes. Tras el congreso federal de junio, la cabeza visible de la oposición interna fue Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que no ocultó su disconformidad por el resultado de las negociaciones que condujeron a la elección de la nueva ejecutiva. Los secretarios regionales todavía recuerdan la dureza con la que se manifestó el político extremeño en el segundo día de congreso, cuando todo apuntaba a que Almunia sería el sustituto de González. A Rodríguez Ibarra no le parecía adecuada esta elección, ya que Almunia estuvo vinculado a peleas anteriores entre guerristas y renovadores. Su enfado fue creciendo por horas al no conseguir que algunos de sus compañeros de sector fueran admitidos en la nueva ejecutiva con un área de responsabilidad.

Malestar patente

Este hecho llevó a Rodríguez Ibarra y al asturiano Luis Martínez Noval a renunciar a estar en la dirección del PSOE, a pesar de los muchos requerimientos para que aceptaran que les brindaron Almunia y Ciscar.

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Aunque el político extremeño aseguró a partir de entonces que no iba a encabezar facción alguna y que, elegido Almunia, éste sería su secretario general, el malestar seguía patente hasta hace escasamente una semana. El propio Almunia decidió que Ibarra, por su significación política y social, no podía limitarse a acudir una vez al mes a una reunión como miembro del consejo territorial que reúne a los secretarios regionales y presidentes socialistas de comunidades autónomas. Almunia quiso reunirse con Ibarra, sin publicidad, para hacerle saber que contaba con él como un interlocutor habitual.

En un intento de sellar la reconciliación y de unir el pasado con el presente, Rodríguez Ibarra tendrá mañana en la inauguración de su congreso a Felipe González y a Joaquín Almunia. Para que el cuadro quede completo, al día siguiente aparecerá en la clausura Alfonso Guerra, procedente de Lugo, donde habrá participado en un mitin preelectoral con el candidato socialista a la Xunta de Galicia, Abel Caballero.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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