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Milosevic logra que las elecciones en Serbia sean válidas pese al boicoteo de la oposición

Slobodan Milosevic, presidente de lo que queda de Yugoslavia (Serbia y Montenegro), pretendía acaparar ayer el poder en Belgrado, con unas elecciones a las que no se presentaba. Su candidato a la presidencia serbia, Zoran Lilic, seguía siendo el mejor colocado en los sondeos, así como los aspirantes del Partido Democrático Serbio (SPS, ex comunista) al Parlamento. Anoche, despejando los temores que dominaron la jornada, la comisión electoral afirmó que las elecciones son válidas, porque ha votado más de la mitad de los siete millones de electores. La consigna de abstención lanzada por la oposición democrática y la minoría albanesa de Kosovo no había logrado su objetivo.

"Sólo han pasado 120 minutos desde el cierre de los colegios electorales, y la Comisión Electoral Republicana no puede dar cifras exactas, pero puede decir con certeza que la respuesta de los ciudadanos ha sido masiva y que la elección fue un éxito", declaró Nebojsa Rodic, secretaria de la comisión.Con esta afirmación, la comisión echaba por tierra las esperanzas de la oposición, que al término de la jornada electoral sostuvo que la abstención se había impuesto. En Belgrado sólo había votado el 40% del censo a las seis de la tarde, y en Nis (sur), la segunda ciudad del país, la tasa de participación se situaba en el 45% a las cinco de la tarde. A las 19.30, media hora antes del cierre de los colegios, el informativo de la cadena de televisión seguía invitando a los serbios a acudir a las urnas.

El Partido Demócrata (DS) del alcalde de Belgrado, Zoran Djindjic, uno de los líderes del movimiento de protestas populares que conmovió los cimientos del régimen el pasado invierno, lanzó un llamamiento al boicoteo. Su partido, junto con el resto de la oposición, fue marginado por la única televisión serbia, la controlada por el SPS.

Los cerca de un millón de habitantes de Kosovo, que representan un 12% de los electores de Serbia, volvieron a hacer oídos sordos a la llamada a las urnas. Nueve de cada diez pertenecen a la minoría albanesa que perdió su autonomía en 1990 con la llegada al poder de Milosvic y de la pesadilla de la Gran Serbia, que ensangrentó durante cuatro años la antigua Yugoslavia.

Desde 1996 la situación política en Serbia se ha visto convulsionada por el triunfo de la oposición democrática, agrupada en la coalición Zajedno (Unidos), en las principales ciudades del país y las multitudinarias protestas que desató el fraude cometido por el Partido Socialista en las elecciones municipales. La presión de la calle fue tan abrumadora -un centenar de días consecutivos de manifestaciones masivas en Belgrado- que Milosevic se vio obligado a pedir una mediación internacional.La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), despachó a Belgrado a finales del año pasado al ex presidente del Gobierno español Felipe González como jefe de una misión investigadora de las denuncias de la Zajedno. Su veredicto fue tajante: se comprobaron las irregularidades y los canditados de la oposición debían asumir las alcaldías. Pero González también insistió en su informe a la OSCE en la necesidad de abrir un proceso negociado de transición democrática en Serbia, e

n el que expresamente se incluía el libre acceso de la oposición a los medios de comunicación estatales. No parecen haberse cumplido las recomendaciones de González a Milosevic. Por esa razón, la OSCE acaba de volver a designar a González representante de la organización hasta el próximo mes de diciembre, con el objetivo de reactivar la transición en Belgrado.

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Una de las causas del bloqueo político en Serbia es sin duda la ruptura de la coalición Zajedno. Uno de sus líderes más carismáticos, el populista Vuk Draskovik, presentó su candidatura a las presidenciales, y su partido, el Movimiento Serbio de Renovación, concurrió también a las legislativas de ayer. Junto con Draskovic y Lilic -el peón de Milosevic que le precedió en la presidencia federal yugoslava-, sólo otro candidato, el ultranacionalista Vojislav Seselj, tiene posibilidades, según los sondeos preelectorales, de disputar la presidencia serbia en una hipotética segunda vuelta si ningún aspirante obtiene más de la mitad de los votos emitidos. Seselj manifestó anoche que, según los datos recogidos por sus hombres, había obtenido un 36,2% de los votos, frente al 41,6% de Lilic.

Milosevic, sin embargo, sigue representando ante la comunidad internacional su papel de garante de los acuerdos de paz de Dayton, que pusieron fin a la guerra de Bosnia-Herzegovina y que firmó él mismo en nombre de los serbobosnios, hoy divididos en dos bandos: los radicales de Pale y los moderados de Banja Luka.

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