El escolta de la princesa Diana no recuerda por qué se abrochó el cinturón
Mientras continúan las pesquisas sobre el accidente que costó la vida en París a Diana de Gales, los investigadores franceses se preguntan ahora por qué Trevor Rees-Jones, escolta al servicio de Dodi Fayed, acompañante de la princesa también fallecido, se abrochó el cinturón de seguridad en el último momento. El joven, único superviviente del choque gracias a dicho gesto, sólo recuerda que decidió ajustárselo momentos antes de la colisión. Del resto no ha podido evocar aún nada porque sufre periodos de amnesia. En las fotos tomadas al abandonar el hotel Ritz aparece sentado sin esa protección. El chófer, Henry Paul, que conducía a su lado, falleció asimismo en el acto.De la memoria de Rees-Jones depende en gran parte la reconstrucción de los hechos. El secreto de sumario que pende además sobre los resultados de la autopsia de Diana se notó ayer en la prensa y noticiarios televisivos británicos. El entierro de Henry Paul en Bretaña y las imágenes intermitentes recordadas por el guardaespaldas sí que fueron recogidos. Sobre el resto se guarda por ahora silencio.
El pasado lunes, el programa de investigación Panorama, emitido por la BBC, presentó su versión de la tragedia. Según sus datos, los médicos franceses tardaron una hora en estabilizar las constantes de la princesa en el interior del puente parisiense de Alma. Una ambulancia la condujo luego al hospital, donde un equipo completo de expertos trató de salvar su vida durante cerca de dos horas. A las seis de la madrugada del domingo 31 de agosto se anunció su fallecimiento.
Mientras, los restos mortales del conductor del coche siniestrado, Henri Paul, fueron inhumados ayer en el cementerio de Lorient. El entierro se realizó en presencia de familiares y algunos amigos del fallecido. Medio centenar de policías controlaban los accesos a la iglesia y al cementerio, aunque no se produjo ningún tipo de incidente. Entre los asistentes al sepelio se encontraban varios compañeros de Paul en el hotel Ritz de París.
Las autoridades que llevan la investigación en Francia pusieron como condición, para que Henri Paul pudiera ser enterrado, que no se incinerara su cuerpo en previsión de que sean necesarias nuevas pruebas.
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