"Voy a continuar a disposición del presidente"
Mientras el cuerpo aguante y tenga la confianza del presidente del Gobierno, Abel Matutes, ministro de Asuntos Exteriores, que la pasada primavera sufrió un ataque al corazón, seguirá en el cargo. El ministro, de 56 años, dice sentirse con fuerzas para la nueva batalla que se avecina en la Unión Europea (UE). La oposición critica al Gobierno su falta de espíritu europeísta, atento sólo a la defensa de los intereses a corto plazo, y su capacidad para dar salida a los problemas creados con Cuba, Guinea, el Sáhara o Gibraltar. Matutes rechaza estas críticas y subraya que "los intereses de España siguen bien defendidos".
Pregunta. Se ha barajado la posibilidad de que renuncie en breve, por motivos de salud, a su cargo. ¿Tiene intención de hacerlo?
Respuesta. Mientras me siga encontrando bien y pueda desarrollar con absoluta normalidad y eficacia mi trabajo, voy a continuar a disposición del presidente del Gobierno. Si en algún momento determinado tuviera alguna recaída o me sintiera incapaz de rendir plenamente me vería obligado a plantear formalmente mi imposibilidad de continuar. Afortunadamente, éste no es el caso por el momento.
P. La continuidad de los fondos de cohesión que recibe España está a debate, y más con la previsible entrada de España en el grupo fundador del euro.
R. Espero que este tema desaparezca pronto de la agenda, porque la verdad es que es una batalla que no tiene sentido. Pero se trata de un tema muy importante, sobre el que además la Comisión Europea ya ha tenido su debate en estos últimos meses y se ha decantado por la posición que defiende España. Son dos cosas distintas: la pertenencia al euro, que lo único que garantiza es estabilidad monetaria, con la recepción de los fondos de cohesión que se hace en función del nivel de riqueza de un país.
P. Pero algunos socios europeos recuerdan que España presume de estar en el grupo de cabeza de la UE.
R. Cuando se inician las primeras reflexiones sobre la unión monetaria se habla de los fondos de cohesión para ayudar a los países con menor renta per cápita a conseguir equilibrar sus presupuestos, sus cuentas de ingresos y gastos. Y tanto es así que aquellos países que no entren en la unión monetaria para que puedan beneficiarse del fondo tienen que cumplir unas mínimas exigencias, como la de no sobrepasar el 3% de déficit presupuestario. Con mayor razón debe ser para aquellos países que han hecho un esfuerzo aún mayor, y no sólo cumplen las exigencias de déficit, sino las demás condiciones de convergencia. Sería un contrasentido castigar a estos países con su exclusión del fondo. Sería como castigar al buen alumno, frente al que no lo ha sido tanto.
P. En Alemania se oyen cada vez más voces en contra de seguir pagando una factura europea que consideran excesiva. ¿Cree que habrá que renegociar las aportaciones al presupuesto?
R. Hay países que por su gran aportación desearían que se haga un esfuerzo de austeridad, y España no está en contra de que se haga. Ni siquiera está en contra de que se haga una revisión del sistema de aportaciones a la UE. Siempre hemos sido partidarios de que se pague en función del nivel de riqueza de cada país. Pero ese problema, que existe, de austeridad y cómo se pueden equilibrar las aportaciones de unos y otros, en ningún caso se puede resolver violando uno de los principios fundamentales del llamado acervo comunitario, ue es la solidaridad, que junto al del gran mercado y el de la libre competencia son los tres grandes pilares de la UE.
P. El respeto de este Gobierno por la legislación europea se ha puesto en evidencia, entre otras medidas, con la ley de televisión digital. ¿No perjudica eso la credibilidad de España?
R. Es obvio que ha habido algunas diferencias entre el enfoque que ha dado el Gobierno a este tema y el análisis que ha hecho la Comisión de esa posición del Gobierno. He constatado que en los últimos días ha habido serios y, al parecer, fructíferos contactos entre el comisario Monti y altos cargos del Ministerio de Fomento. Espero que así sea, y que el punto de equilibrio que al parecer han encontrado el comisario Monti y el ministro de Fomento sea finalmente avalado por la Comisión como tal y, desde luego, deseo y espero que con todo ello se pueda resolver de un modo satisfactorio para todos los implicados la llamada guerra digital.
P. España sigue sin tener embajador en Cuba. ¿Ni siquiera lo va a tener cuando el Papa visite la isla el próximo mes de enero?
R. La visita del Papa a Cuba es sólo un factor más, porque creo que el nombramiento de embajador en Cuba hay que situarlo en un contexto de la total recuperación de la normalidad y la corrección en las relaciones entre España y Cuba.
P. ¿Y cómo está esa recuperación de la normalización y la corrección?
R. Estamos en una situación prácticamente normalizada en la que subsisten diferencias, como ocurre muy frecuentemente entre distintos Estados, y como ocurre, con mayor frecuencia, entre Estados que pertenecen a una misma comunidad. Naturalmente, España seguirá promoviendo el acometimiento de reformas y transformaciones políticas y la mejora de los derechos humanos en Cuba. En ese contexto de progresiva normalización y de relaciones correctas, llegado el momento se producirá el nombramiento de un embajador, que va a ser una persona de talante abierto, que favorezca el diálogo y esas reformas, en la misma línea en que se movía un hombre tan prestigioso en la carrera como era el embajador José Codereh.
P. El Reino Unido exige el levantamiento de las restricciones militares que España ejerce sobre Gibraltar, en el marco de las negociaciones sobre la nueva estructura de mandos de la OTAN. ¿Está dispuesta España a ceder?
R. Es deseo del Gobierno español no mezclar un hecho, que es bueno en sí mismo y que hay que contemplar en el contexto multilateral, con el contencioso bilateral que mantiene con el Reino Unido sobre Gibraltar. Existe una tradición en todas las estructuras multilaterales de que sus socios no lleven a ellas sus conflictos bilaterales. Espero que ello sea así, y ésa es la posición de España. Es obvio que en la medida en que vamos avanzando, tanto en el tema de la OTAN como en el propio contencioso de Gibraltar, sí es posible pasar de la situación actual a la situación de plena pertenencia de España a la OTAN, suavizando o suprimiendo algunas restricciones que estamos aplicando a Gibraltar.
P. En el Sáhara ha sido la mediación norteamericana la que ha desbloqueado el proceso. ¿Qué opina?
R. España ha estado apoyando en lo que ha podido, poniendo a su disposición medios logísticos, como el avión con el que efectuó la primera gira por la región. En contra de lo que muchos creían se están produciendo importantes avances y, aunque todavía son muchos los obstáculos, por el momento, todo va lo mejor que cabía esperar.
P. Con otra ex colonia, Guinea, juega España algún papel en la reciente conferencia económica sobre los yacimientos petrolíferos en ese país?
R. Contra lo que se ha dicho, España no tiene intereses materiales. De Guinea no esperamos obtener nada a cambio. Estamos intentando favorecer la apertura al pluralismo y a la democracia en esa zona del mundo simplemente por sentido de la responsabilidad histórica, como ex colonia que es, y en la que tenemos presencia cultural y humanitaria.
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