Los conservadores restan importancia al resultado del referéndum de ayer

El tenue apoyo a la propuesta de crear una asamblea para Gales arrancó ayer sólo discretas observaciones de la oposición conservadora. "El resultado en Gales no entraña para nada un respaldo a los planes de una gran reforma constitucional", fue la serena declaración del portavoz tory Nigel Evans. Pero la avalancha de evaluaciones más duras es inevitable a corto plazo.Para los conservadores de William Hague, el único partido que se ha opuesto tenaz pero infructuosamente a la creación del Parlamento escocés y la Asamblea galesa, el Gobierno de Tony Blair debería tomar seriamente en cuenta que sólo una cuarta parte del electorado galés ha votado por el sí.

Motivo adicional de. preocupación para Blair es la incógnita sobre la estretagia que Hague puede adoptar frente a las elecciones de la Asamblea en 1999. Hasta ayer los conservadores no habían dicho categóricamente si piensan o no participar en esos comicios.

Hague también tendrá que replantarse tácticas. La campaña conservadora se basó en el argumento de que la devolución de poderes administrativos a Escocia y Gales es el prólogo de un proceso que desembocará irremediablemente en la desintegración del Reino Unido.

Hasta el momento, la campaña del miedo a la ruptura no ha calado lo suficiente. Temor en esa dirección existe, pero obviamente los conservadores no han sido lo bastante convincentes. "El pueblo de Gales no se ha expresado al unísono", advirtió Michael Ancram, representante conservador. "El resultado no constituye el apoyo que se esperaba el Gobierno", agregó.

En cuanto a las discrepancias internas en el seno del laborismo, que han puesto en peligro la victoria de Blair, el parlamentario Llew Smith aseguró ayer que la mayoría de los galeses no tienen interés en la Asamblea: "Lo que quieren es que demos respuestas a problemas como bajos sueldos, viviendas deficientes y puestos de trabajo escasos".