HB se organiza para hacer frente al juicio y posible prisión de sus dirigentes
Herri Batasuna (HB), el brazo político de ETA, mantiene un tenso compás de espera ante el juicio previsto para el próximo 6 de octubre contra los 22 componentes de su Mesa Nacional, acusados del delito de colaboración con la banda terrorista. El conglomerado de siglas que forman el autodenominado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) se enfrenta así a la posibilidad de que toda su dirección política termine encarcelada, y se organiza para ello. HB tiene como horizonte la batería de iniciativas de aislamiento político y acoso jurídico y policial dispuestas desde el Gobierno del PP.
En este contexto, la formación radical ha acentuado el espíritu numantino que le caracteriza y se plantea una "política de resistencia", según se afirma en medios del entorno de ETA. Y apuntan que en esta coyuntura son los que propugnan una política de "resistencia y desestabilización" quienes tienen las de ganar dentro de HB. Después de pasar un verano "a la deriva", como reconocen fuentes internas del mundo radical, a consecuencia del impacto político y social que supuso el asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco y la liberación por la Guardia Civil de José Antonio Ortega Lara, el entorno de ETA se prepara para un futuro inmediato cargado de incertidumbres.Sus estrategas se han encontrado con la política de firmeza sistemática del Gobierno del PP, que les ha quitado la iniciativa, y se están preparando ya para hacer frente al posible encarcelamiento de sus dirigentes de modo que, si llegara a producirse, no se vean obligados a exhibir la improvisación que mostraron a principios de año, cuando el juez Garzón envió a prisión a los miembros de la 'Mesa Nacional que se negaron a prestar declaración.
Los acontecimientos de julio han dejado noqueado al mundo de la izquierda abertzale, en cuyo seno se extendió el desconcierto, generalizado y la impresión de que, ante tamaña reacción social, ETA había empujado unos metros en dirección a la cárcel a la Mesa Nacional de HB, según reconocen en sus propias filas. Muy poco antes, HB había logrado que el juicio contra su ejecutiva en el Tribunal Supremo se retrasara al mes de octubre en lugar de celebrarse en junio, como estaba inicialmente previsto. Consideraban este plazo "un respiro" para poder organizar una movilización social que enmarque esta vista oral, tanto en Euskadi como a escala internacional. Pero el asesinato de Blanco ha trastocado todos los planes.
La incertidumbre ante una posible condena de cárcel prolongada explicaría la falta de respuesta por parte de la Mesa a los desafíos que este verano le ha lanzado el Gobierno. Según fuentes abertzales, la posible condena está afectando al ánimo de los 22 dirigentes que se sentarán en el banquillo.Del mismo modo que no soportaron con el mismo espíritu los casi tres meses de cárcel preventiva que sufrieron a principios de año, ahora algunos dirigentes han reconocido su preocupación porque se confirme esta posibilidad que nunca habían previsto. "Si tu apuesta vital es hacer dirección política, no entra en tus planes la cárcel, una posibilidad que sí la tiene presente quien se entrega a la acción armada", explican en medios próximos al mundo radical.
Desconcierto
Todo ello ha contribuido al desconcierto y desorientación que el movimiento violento ha mostrado durante estos meses y que el mismo lehendakari, José Antonio Ardanza, destacaba recientemente en el balance que realizó del verano. A la sensación de estar "a la deriva" que da el entorno de ETA, se suma la pérdida de iniciativa política que en otros tiempos caracterizó a HB y a la organización terrorista en sus respectivos papeles. Esta debilidad se proyecta también en el mensaje unívoco que han transmitido en público y en privado -"la situación está caliente", afirman a modo de advertencia- sobre el inmediato futuro. En estos días, los portavoces radicales y el colectivo de dirigentes que firma el análisis político semanal en Egin, han escrito que, de perdurar, "la situación de intransigencia que rezuma el discurso, rancio y policiaco, de Aznar hacen prever un duro inicio de curso".
El atentado mortal del pasado día 6 en Basauri contra el policía Daniel Villar, y los artefactos colocados en los coches de dos ediles del PP de Málaga serían tanto la ratificación de esos negros augurios como del propósito de la organización terrorista de atacar directamente a los populares en su base social para doblegar la voluntad del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja.El asesinato del concejal del PP dejó una huella profunda en la militancia abertzale, que ha conocido por vez primera el sabor de su propia medicina. Las manifestaciones, el acoso y los leves ataques a sus sedes han extendido en las bases el temor y una cierta preocupación por el futuro.
Cargos electos de HB han dicho en los foros internos -una iniciativa sin precedentes- que el asesinato de Blanco fue un "error político". La base con que se sostenía esa opinión es el impacto que ha causado en el extranjero y el daño que ha causado en la labor sistemática y perseverante que la izquierda abertzale realiza en otros países para obtener apoyos políticos a su causa.
Respecto al futuro, la Mesa Nacional ha organizado ya su sustitución para no tener que recurrir a la improvisación, como sucedió en enero pasado. El mundo independentista tiene muchas personas trabajando en su interior, intelectuales desconocidos por la opinión pública, que desarrollan muchas funciones colaterales muy eficaces para el movimiento. Entre ellas, las campañas de captación de adeptos.
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