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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El plan francés de empleo

En las últimas semanas se está abriendo un vivo debate sobre el plan francés de empleo realizado por el Gobierno socialista y el plan laborista británico. Muchos medios se afanan en hacernos ver las diferencias entre un plan y otro. En mi opinión, es éste un erróneo y estéril debate, ya que se olvidan las diferencias sociológicas existentes en ambos países.Podríamos decir que el Reino Unido y Francia son los modelos antitéticos de desarrollo social europeo. En el Reino Unido nunca más de un tercio de los ciudadanos han dependido del Estado; es más, centrándonos en el marco de las relaciones laborales, éstas, como el resto de lo jurídico, han estado basadas en la costumbre, que es una fuente del derecho en la que para su elaboración el Estado no interviene (por ejemplo, en el Reino Unido los convenios colectivos no tienen carácter normativo, son meros acuerdos sociales). Esta situación se agudizó con los gabinetes conservadores, por lo que si el Gabinete de Tony Blair quiere hacer un plan de empleo verdaderamente efectivo, en la generación de éste, ha de hacerlo en los sectores sociales que tengan capacidad de generar empleo; es decir, ha de combinar la acción del Estado con la capacidad privada, porque la sociedad británica así lo exige.

Por contra, Francia, desde la época de Napoleón Bonaparte, fue la primera nación que desarrolló un Estado centralizado, fuerte y moderno. En Francia, hoy día, hasta la derecha es en cierta medida estatalista, y más de la mitad de los franceses dependen socialmente del Estado. Laboralmente todo está administrativizado (los convenios colectivos, por ejemplo, para su entrada en vigor necesitan que la autoridad administrativa competente dé su visto bueno; por tanto, tienen rango de norma administrativa). Es evidente que si el Estado francés ofrece nuevas fuentes de empleo tendrá una incidencia muy grande en la sociedad.

Volviendo a nuestro país, ese debate que pretende enfrentar dos modelos de empleo de dos partidos hermanos es aprovechado por el Gobierno y agentes sociales y mediáticos próximos a él para negar la aplicabilidad del plan francés en nuestro país; a lo que uno se ve obligado a recordar que el anterior Gobierno puso en marcha un plan similar, lo que pasa es que por la diversidad de administraciones españolas tuvo una aplicación desigual. En mi opinión, lo que hay que hacer es tomar el espíritu del plan francés y adaptarlo a la realidad social del país, lo que significa apoyar el fomento del empleo en tres pilares:

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1. Creación por parte del Estado de nuevas profesiones no asumibles por el sector privado y de gran utilidad social (cuidadores de ancianos, por ejemplo).

2. Fomento de la contratación estable en el sector privado, repartiendo el trabajo ya existente (reducción de la jornada laboral, incentivos a la contratación fija).

3. Dejar completa libertad de concertación a los agentes sociales (teniendo en cuenta, eso sí, que el Estado debe proteger a la parte más débil, ya que éstos no son pactos entre iguales; es decir, proteger en muchas ocasiones a los trabajadores).-

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