Truenos todavía veraniegos
Alrededor de 10.000 personas se citaron en el coso taurino para celebrar juntos la vuelta al colegio, de la mano de sus héroes rebeldes y guitarreros. El cartel prometía dureza y sabor callejero, aunque la calidad del público asistente anunció desde el principio que los más pudientes han empezado a degustar ya como propia la movida suburbial que hasta ahora ha sido patrimonio exclusivo de Robe Iniesta y su legión de seguidores.Abrían la tarde los murcianos M-Clan que, a plena luz del día, se encargaron de activar los plomos e iniciar una descarga con las canciones de su disco Coliseum como motivo central. A pesar de algunos problemas de sonido, la banda se hizo dueña enseguida del ambiente casi veraniego.
Extremoduro, Reincidentes, Def Con Dos y M-Can
Plaza de toros de Las Ventas. 3.000 pesetas. Madrid, 5 de septiembre.
Tras ellos Def Con Dos, que no gozaron precisamente de su mejor sonido en directo, dejaban patente que su propuesta musical es de gran calado. Todo el personal asistente al concierto -al borde del límite de edad reglamentario- se puso a dar botes de modo incesante y feliz a los sones de Ultranemia, El día de la Bestia o Pánico (a una muerte ridícula), sin duda la mejor canción del grupo hasta, la fecha.
La noche terminaba de caer sobre el público asistente cuando los sevillanos Reincidentes comenzaron a transitar la ya superconocida senda de Leño. El cuarteto liderado por el bajista y cantante Fernando se puso a sacudir a sus fieles -más numerosos de lo que parecían en un principio- a base de decibelios y unas melodías que les sitúan como compositores muy por encima de su nivel de ejecución. Igual-. mente la cosa funcionó y la, basca, que ya comenzaba a dar signos de encontrarse a topo, botó con frenesí a los sones de unos temas que unen su capacidad de conexión popular con los usos y costumbres del rock más radical. Los asistentes se sabían de pe a pa su último disco, Te lo dije.
El apoteosis, claro está, estalló con la irrupción sobre las tablas del increíble Robe. En plan estrellona -él lo sabe, o sea que no se enfadará- y ataviado con el mismísimo casco de cables cruzados que llevaba en la cabeza el héroe de cómic Makoki, Robe volvió a dar muestras evidentes de su capacidad de animalidad escénica. Escuálido como la radiografía de un silbido y sirviéndose de unos extraordinarios temas, que pertenecen ya a la memoria musical de una inmensa mayoría de resistentes del rock: Sol de invierno, Todos me dicen, Pedrá, Pepe Botica o Jesucristo García, el grupo más salvaje venido de la tierra de los conquistadores dejó exhaustos a unos fieles que ya se van pareciendo a los de Rosendo: están especializados en fidelidad.
Al iniciar la segunda parte de su actuación, Robe disfrutó de un momento tan dulce con su público que, aunque la lluvia nunca hizo su aparición, sí sonaron truenos y aún eran veraniegos.
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