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El mismo parado prende fuego por segunda vez a una oficina del INEM

Vicente G. Olaya

Carlos Torío López, un parado de 48 años que el pasado día 27 incendió una Oficina de Empleo (INEM) en la calle del General Pardiñas, hizo ayer lo mismo en otra situada en el número 222 de la calle de Bravo Murillo. En esta ocasión, las 40 personas que se encontraban en el interior del local huyeron despavoridas al no poder impedir que Torío llevase a cabo su acción.Cinco o seis personas se enfrentaron directamente con el pirómano antes de que prendiese fuego a las instalaciones. "Pero tuvimos que escapar, porque se comportó como un energúmeno. Sólo repetía que iba a quemarlo todo. Tenía un bidón de gasolina en la mano y una silla, con la que nos golpeaba continuamente, en la otra. Estaba enloquecido", explicó un empleado del establecimiento.

Según los testigos, Torío llegó a la oficina del INEM hacia las 12.45. Portaba un bidón de gasolina de unos treinta litros. Se fue al fondo de las dependencias y empezó a esparcir el combustible por el suelo y las paredes. Cuando las personas que se encontraban en el local se dieron cuenta de lo que pretendía hacer, intentaron detenerle. El primero en enfrentarse a él fue Gregorio Sánchez, director de la oficina. Carlos Torío le roció entonces con la gasolina que portaba. Varias personas acudieron en su ayuda. Torío, arrinconado, alzó una silla y comenzó a golpear a todo el que se le acercaba. "¡Voy a quemarlo todo!", gritaba.

Núñez Morgades quiere al pirómano en prisión para que no vuelva a actuar

En el momento en que el pirómano anunció a gritos que iba a quemar la oficina, todos los presentes, excepto él, salieron huyendo. Una mujer cayó al suelo y se torció un tobillo, pero fue arrastrada por sus compañeros hasta la puerta. Carlos Torío sacó entonces un mechero y prendió la gasolina derramada por los suelos: archivos, mesas y ordenadores ardieron en segundos.Los empleados de la oficina, al ver las llamas, pensaron en la seguridad de las personas que viven en el edificio de cuatro plantas bajo el que se ubica la oficina del INEM. Recorrieron una por una todas las viviendas de la finca y pidieron a las 10 familias que habitan en ella que la abandonaran.

Mientras tanto, el incendiario seguía en el interior de las dependencias públicas, entre una fuerte humareda. Los empleados que estaban en la calle intentaron apagar las llamas con los extintores que les prestaron de los establecimientos cercanos. Sin embargo, el fuego no se extinguió hasta la llegada de los bomberos. Al mismo tiempo, dos policías nacionales que patrullan diariamente por la zona se adentraron en la oficina. Agazapado en una esquina encontraron al pirómano. No ofreció resistencia. Fue trasladado al hospital de la Paz, donde se le atendió de diversos rasguños y quemaduras. Fuentes de la Jefatura Superior de Policía confirmaron que el parado permanecía a última hora de la tarde de ayer en las dependencias policiales, a la espera de ser puesto a disposición judicial.

Prisión preventiva

El delegado del Gobierno Pedro Núñez Morgades, acudió a la oficina quemada tras conocer el suceso. Calificó de "sorprendente" el hecho de que Carlos Torío se encontrase ayer en libertad tras haber intentado quemar el pasado día 27 otra oficina, y pidió la prisión preventiva contra él "para que los hechos no se vuelvan a repetir".

Por su parte, Juan Chozas, director provincial del INEM, manifestó que era "inadmisible que este hombre siga en la calle, porque está poniendo en peligro la vida de los ciudadanos". En el suceso anterior, Carlos Torío prendió fuego a una oficina (le empleo también con el sistema del bidón de gasolina. Aquella vez sufrió quemaduras en una mano, mientras que otras tres personas sufrieron crisis nerviosas y dos resultaron levemente intoxicadas.

En algunos medios de información se afirmó entonces que Torío -en paro desde hacía cinco años- había empleado las últimas mil pesetas que le quedaban en comprar gasolina. Ayer, los empleados de las dependencias quemadas en la calle de Bravo Murillo se quejaron de "lo mucho que le duran a este hombre sus mil últimas pesetas".

La Asociación de Parados Mayores de 40 años pidió ayer que se dé "tratamiento psicológico" a Torío. Francisco Torres, portavoz de esta asociación, comentó al respecto: "El asunto es más grave de lo que parece, y no debe trivializarse. Nosotros tenemos que acompañar a algunos parados a sus casas porque tememos que se tiren a las vías del metro. A lo mejor, Torío es, sencillamente, un desequilibrado. No lo sabemos, pero a lo mejor oculta un gran drama personal y necesita ayuda".

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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