_
_
_
_

El ruso medio se mantiene a base de pan y patatas, según un informe del Parlamento

El 90% de los escolares sufre algún trastorno patológico o una enfermedad crónica

El ruso medio se mantiene a base de pan y patatas, según un informe del Departamento de Análisis de la Duma (Cámara baja del Parlamento). Desde 1990 -cuando el régimen comunista ya se estaba desmoronando- hasta 1996 -ya con el brutal tránsito hacia la economía de mercado casi completado-, el consumo de carne, pescado y leche disminuyó dramáticamente y el contenido energético de la dieta se redujo de 2.590 kilocalorías a 2.206. Hay buenos datos macroeconómicos, pero el cambio hacia el capitalismo se efectúa entre sangrantes desigualdades y dejando a muchas víctimas en el camino.

En Moscú, los hoteles de 400 dólares al día (más de 60.000 pesetas), los Mercedes y los BMW de importación y los alquileres de más de medio millón de pesetas por pisos de apenas 100 metros cuadrados coexisten con pensiones de miseria (apenas 6.000 pesetas al mes), maestros de escuela con salarios de 12.000 y campesinos que venden en la calle un puñado de cebollas.Fuera de Moscú, la realidad es aún más dramática. Hay ciudades enteras cuya economía, que dependía de algún monocultivo industrial (con frecuencia ligado a la fabricación de armamentos), se ha venido abajo; otras que dependen de subvenciones del centro que llegan con cuentagotas, o no llegan; y todavía se adeudan centenares de miles de millones de pesetas a maestros, médicos, pensionistas y empleados de empresas estatales.

El informe del Departamento Analítico de la Duma no deja lugar a dudas. Cita datos del Gobierno según los cuales el consumo anual de carne ha caído desde 70 kilos en 1990 a 40 en 1996, el de pescado de 15 a 9,6, y el de leche, de 378 litros a 235. En el mismo período, el consumo de patatas subió de 94 a 108 kilos, mientras que el de pan se mantuvo estable en 97 kilos anuales.

Ayer, decenas de millones de niños y jóvenes iniciaron un nuevo curso, y los altos dirigentes rusos no desperdiciaron la oportunidad de predicar la necesidad de una buena enseñanza pública. Sin embargo, la celebración tuvo el contraste negativo de dos noticias que recogía la agencia Interfax. Según una de ellas, Yekaterina Lajova, que encabeza la Comisión Presidencial para la Mujer, la Familia y la Demografía, asegura que la salud de los escolares ha empeorado drásticamente en los años noventa. Sólo el 10% de los que salen de las escuelas pueden ser considerados sanos, mientras que un 50% sufre de algún trastorno patológico y un 40% tiene alguna enfermedad crónica. Los expertos consideran que el origen del problema está en las deficientes condiciones de los centros, el exceso de alumnos por clase, la mala calidad de la comida y el exceso de la carga académia sobre los alumnos.

Por otra parte, Elmira Abdurajamanova, que dirige el Movimiento de Mujeres para la Salud de la Nación, afirma que millón y medio de niños y adolescentes no van a la escuela, y que muchos de ellos se dedican a la mendicidad o son utilizados por adultos para actividades delictivas, sobre todo tráfico de drogas.

La semana pasada, Jane Aronson, directora del servicio de adopciones del hospital universitario de Winthrop, en Nueva York, aseguró en Moscú que los orfanatos rusos albergan al menos un millón de niños (el doble de lo oficialmente reconocido), y que muchos de ellos sufren de malnutrición, raquitismo, anemia y otras enfermedades. Tras visitar varios centros, la pediatra aseguró que los niños están desatendidos, no saben siquiera lo que es jugar y no disfrutan de una alimentación suficiente. Los bebés no llevan panales y permanecen horas sentados sobre sus excrementos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_