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La conferencia contra las minas comienza en Oslo marcada por el recuerdo a la princesa Diana

Con un sentido homenaje a Diana de Gales, que dedicó los últimos años de su vida a la lucha contra las minas antipersonas, comenzó ayer en Oslo una conferencia internacional para la prohibición de la fabricación, venta y utilización de este tipo de armamento. La fallecida princesa tenía previsto asistir a la inauguración de la conferencia, a la que han acudido representantes de un centenar de países y que tiene como objetivo la redacción de un tratado internacional que en el caso de ser aprobado sería firmado el próximo mes de diciembre en Ottawa, la capital de Canadá.

La lucha de Diana contra las minas ha dado un interés añadido a la conferencia. Ayer, el ex ministro socialista francés Jack Lang propuso que en caso de redactarse un acuerdo internacional sobre la materia, lleve el nombre de la princesa.Las cifras elaboradas por Naciones Unidas indican que cada 20 minutos una persona muere o resulta mutilada por la explosión de una mina. La cifra de víctimas al año asciende a 26.000.

A pesar de la crueldad de estas armas, que suelen afectar más a civiles que a militares -ya que aunque los combates militares terminen las minas siguen activas durante años-, su empleo en todo el mundo sigue aumentando. Por cada mina que es desactivada, otras 20 son plantadas en algún lugar del planeta.

"Sornos conscientes de que este problema no puede ser resuelto inmediatamente. Un acuerdo internacional que prohiba el almacenamiento, venta y uso de minas antipersonas no tendrá efectividad sobre las minas que ya están colocadas", reconoció el ministro de Asuntos Exteriores noruego, Bjoern Tore Goal, quien inauguró el encuentro.

Las estimaciones más optimistas indican que en el mundo hay unos 110 millones de minas plantadas, distribuidas por 70 países diferentes. Existen al menos 340 tipos diferentes de minas, desde las que son capaces de inutilizar un carro de combate, a las que provocan una pequeña explosión que no mata pero que produce graves lesiones y provoca la mutilación de extremidades.

Cada año se fabrican entre cinco y diez millones de minas, que generan un negocio de unos 200 millones de dólares (unos 30.000 millones de pesetas), una cifra relativamente modesta si es comparada con el volúmen total de capital que mueve la industria de armamento mundial.

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Un informe distribuido en la conferencia estima que si hoy se prohibiera el uso de minas -y al ritmo actual de desactivación- harían falta miles de millones de pesetas para limpiar el planeta de estas armas, ya que mientras la producción de una mina cuesta tres dólares (unas 450 pesetas), su desactivación alcanza los 1.000 dólares (unas 154.000 pesetas).

Estados Unidos ha expresado algunas reticencias previas a un posible acuerdo en Oslo, entre ellas la posibilidad de mantener minada la zona desmilitarizada entre las dos Coreas, que desde 1953 alberga una cantidad indeterminada de estas armas. A la Conferencia no asisten ni Rusia ni China, dos de los principales productores de minas.

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