Molestias sin cuento
Me parece fatal el desdén con el cual los responsables de las obras municipales rematan sus tareas una vez que, según consideran ellos, estas han finalizado.Es prácticamente imposible encontrar en todo el espacio urbano de la ciudad y ciudades limítrofes una obra que, una vez finalizada, se vea culminada por la limpieza plena del espacio alterado.
Durante semanas, incluso meses y años en alguna ocasión, los vallados, montones de arena, incluso útiles de construcción o motores, permanecen sobre el lugar abandonados, ocupando un espacio que nos corresponde a los peatones, que somos generalmente quienes más sufrimos esta presencia molesta.
También, los desechos de las obras permanecen obstaculizando el tránsito de automóviles, implicando de esta manera riesgos muy graves de accidentes, al verse reducido el espacio circulatorio.
Lo peor es la desidia de las autoridades a la hora de dar explicaciones sobre estos fastidosos hechos. Más grave aún es el fatalismo que se adueña poco a poco de los ciudadanos. No es mi caso.-
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