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El nuevo líder gaullista zanja las dudas y niega todo pacto con Le Pen

Philippe Séguin, presidente de la Agrupación por la República (RPR), comprometió ayer su palabra y su continuidad al frente del principal partido de la derecha francesa en el rechazo a cualquier alianza con el Frente Nacional (FN), que dirige Jean-Marie Le Pen. "La posición de nuestro movimiento será de una transparencia bíblica. Mientras yo continúe en mi puesto no habrá alianza porque no existe sintonía alguna en el programa político", dijo ayer el primer dirigente de la oposición. En sí misma, la negativa del RPR a colaborar con el FN no resulta obviamente novedosa, pero el compromiso personal asumido ayer por el presidente del RPR da probablemente cuenta del alcance que la tentación de llegar a una entente con la extrema derecha ha ido adquiriendo últimamente en las filas de la oposición democrática. Séguin fue el líder de emergencia que Jacques Chirac colocó entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones legislativas (mayo y junio pasados) al frente del RPR para intentar frenar la derrota.Tras el estrepitoso fracaso electoral, dirigentes del RPR y de la Unión Democrática Francesa (UDF) e intelectuales más o menos identificados con las dos versiones de la derecha democrática están extendiendo, generalmente de manera soterrada, la idea de que sólo una alianza con el FN, que cuenta con el 15% de los votos, permitirá batir al actual Gobierno de izquierdas. La participación del Partido Comunista Francés (PCF) en el actual Ejecutivo del socialista Lionel Jospin es el argumento en el que se apoya preferentemente esta propuesta, invocada difusa pero reiteradamente en los últimos tiempos.

Mudanza a una sede modesta

El descalabro electoral, que ha supuesto para el RPR la pérdida de 45 millones de francos (1. 125 millones de pesetas) de financiación pública y su traslado a una sede mucho más modesta, ha abierto un periodo de desconcierto sobre el camino a seguir y actualizado el juicio que explica el continuo retroceso del número de votos por la pujanza de los partidarios de Jean-Marie Le Pen. No por casualidad, el FN lleva semanas desarrollando el doble juego de tender la mano o condenar a los dirigentes de RPR y UDF, según los casos.

Simultáneamente y en un movimiento paralelo, algunas voces se han alzado reclamando públicamente la unificación del RPR y la UDF para la constitución de un "gran partido" de la derecha. Es un deseo, respaldado por el 172% de los simpatizantes del RPR y el 64% de los UDF, que tropieza con el temor a facilitar la expansión del FN y que aparenta ignorar las proverbiales diferencias, intereses y protagonismos de los barones de la derecha democrática francesa. En los ayuntamientos que controla, el FN ha iniciado, por su parte, una particular campaña de declaraciones y panfletos contra los cuerpos nacionales de policía.

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