El líder sindical de México es elegido por primera vez en votación secreta
El Congreso del Trabajo, la gran central que agrupa a la mayoría de los sindicatos de México, estrenó el miércoles el' procedimiento del voto secreto para elegir a su nuevo presidente. Los representantes obreros, vinculados al gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI), eligieron a un diputado de esta formación, Héctor Valdés, para regir por un año los destinos de la federación sindical mexicana, que atraviesa momentos de turbulencia derivados de las transformaciones políticas que vive el país.Por primera vez en su historia, los dirigentes de las 33 organizaciones que forman parte del Congreso del Trabajo utilizaron urnas y papeletas. En teoría, cualquiera de los secretarios generales podía ser elegido, pero, de hecho, hubo un consenso previo para delimitar las candidaturas. Héctor Valdés, líder del sindicato de funcionarios, se sabía ganador. Tanto, que llevaba el discurso impreso. La votación cumplió con sus expectativas: obtuvo el apoyo de 25 de los grupos.
Valdés, licenciado en Ciencias Políticas y diputado desde las elecciones del pasado 6 de julio, anunció, como no podía ser menos, que la nueva dirección del Congreso del Trabajo defenderá los intereses de los trabajadores y luchará por conseguir aumentos salariales por encima de la inflación.
El acento de su intervención, sin embargo, estuvo en los llamamientos a la unidad. El Congreso del Trabajo representa a nueve millones de trabajadores (para muchos de los cuales la afiliación resulta requisito obligado) y constituye un potente aparato de control político del PRI, que gobierna México desde 1929. El ejemplo más evidente de su modus operandi lo ha proporcionado el más importante de sus miembros, la Confederación de Trabajadores de México (CTM), presidida durante casi sesenta años por un solo hombre: Fidel Velázquez. El viejo patriarca, máximo exponente de un sindicalismo al servicio del poder, falleció el pasado mes de junio a los 97 años.
Credibilidad minada
En los últimos tiempos, sin embargo, los todopoderosos y enriquecidos dirigentes sindicales han visto minada su credibilidad por los efectos de las sucesivas crisis económicas, los escándalos que han surgido dentro del PRI y el avance de la oposición política.
La conmemoración del Día del Trabajo, el pasado 1 de mayo, fue emblemática. Por tercer año consecutivo, las organizaciones verticales suspendieron las marchas ante el temor de incidentes. Las rechiflas y silbidos acompañaron la celebración oficial, encabezada por el presidente Ernesto Zedillo, mientras las agrupaciones disidentes se manifestaban en la calle.
El nuevo presidente del Congreso del Trabajo tuvo en cuenta la nueva realidad en su discurso de toma de posesión: Valdés afirmó que ha llegado la hora de que el movimiento obrero oficial se abra a otras corrientes e ideologías y llamó a los "presentes" y a los "ausentes" a participar en la renovación del organismo. -
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