Una mirada
Una vez, siendo muy joven, tuve una racha muy mala en mi vida y hube de pedir limosna para salir adelante. No me avergüenza decirlo. Tuve luego suerte y salí de aquel agujero en el que había caído. Recuerdo que lo que más me dolía es que muchas personas ni siquiera me miraban a la cara. No me importaba que no me dieran nada, lo que me hacía sentirme despreciable es que me ignoraran. Para que los que ahora mendigan no sientan lo que yo sentía entonces, por favor, si no quieren dar limosna a quien por las calles de Madrid se la pide, mírenle al menos a los ojos y díganle que no pueden-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.