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Los cuatro hombres cuyos cuerpos fueron hallados en Valencia habían sido brutalmente apaleados

Antes de ser arrojados a una acequia cenagosa junto a un arrozal a las afueras de Valencia, los cuatro hombres hallados muertos el pasado martes fueron brutalmente apaleados. Ésta es una de las primeras conclusiones del equipo de forenses y radiólogos que iniciaron ayer por la mañana las autopsias de los cadáveres: cuatro varones de raza blanca con edades comprendidas entre los 20 y 35 años que aún no han sido identificados, según informó la Delegación del Gobierno.

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Ajustes de cuentas, 'camellos' y dinero

La autopsia practicada al primero de los cadáveres, que concluyó a las 13.30 horas, determinó que se trataba de un hombre de entre 28 y 30 años que había muerto "de forma violenta por apaleamiento" y que llevaba entre cinco y siete días en la acequia, explicaron fuentes de la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana. Los forenses proseguirán esta mañana con la autopsia de las tres víctimas restantes.Fuentes de la investigación barajan un ajuste de cuentas por un asunto de drogas como el móvil más probable del cuádruple crimen, aunque no se descartan otros. La titular del juzgado de Instrucción número 18 de Valencia, encargada del caso, decretó ayer el secreto del sumario.

Los agentes creen, en principio, que los fallecidos no son toxicómanos, sino traficantes. Los agresores, al parecer otros camellos, se ensañaron con las víctimas, especialmente con una de ellas, que presentaba numerosas fracturas óseas.

Tampoco se descarta que los muertos hubieran sido violados, ya que mostraban fuertes signos de violencia y tres de ellos llevaban los pantalones bajados, aunque esta circunstancia pudo deberse al efecto del agua. La Delegación del Gobierno no quiso pronunciarse sobre la posibilidad de la violación. Fuentes de la investigación han apuntado que las víctimas podrían ser originarias de países de Europa de Este.

Signos de apaleamiento

El jefe del servicio de radiodiagnóstico del Instituto Anatómico Forense de Valencia, Eduardo Nogués Pelayo, presente ayer en las autopsias, explicó que habían encontrado en los cuatro cadáveres "signos de apaleamiento muy intensos por todo el cuerpo", probablemente producidos por objetos romos y que en su opinión podrían haber sido la causa de las muertes. El radiólogo añadió que todos los cuerpos presentaban diversas fracturas -uno tenía una pierna rota-, aunque descartó que hubieran sido apuñalados.

Las pruebas mostraron también que los cuatro fallecidos tenían los pulmones encharcados en distinto grado como consecuencia de haber estado al menos una semana inmersos en el agua de la acequia.

El análisis de las larvas halladas junto a los cadáveres confirma este dato, según Nogués, que llevó a cabo pruebas_radiológicas del cráneo lateral, el abdomen, la pelvis y fundamentalmente del tórax para conocer el tiempo que llevaban en el agua. El delegado del Gobierno, Carlos González Cepeda, afirmó ayer que las huellas dactilares de las víctimas no habían sido destruidas, lo que facilitará su identificación.

Al mediodía, una vez concluida la exploración radiológica, los forenses Montañana y Belloch iniciaron el análisis de las vísceras de uno de los cadáveres. El avanzado estado de descomposición de los cuerpos -hinchados por el agua y desfigurados- está dificultando el trabajo de los forenses, y se espera que se prolonguen al menos durante los próximos tres días.

Arrojados a la acequia

Los investigadores sospechan que las cuatro víctimas fueron asesinadas en otro lugar y, posteriormente, trasladadas a la acequia. Ésta está situada en una zona de huerta de Pinedo, una pedanía de Valencia, junto a la planta depuradora y el cruce de la ronda de circunvalación V-30 y la autovía de El Saler. Según las mismas fuentes, los cuerpos fueron arrojados al lugar en el que aparecieron, ya que el agua, de un metro de profundidad y cubierta por una espesa capa de lodo verde y maloliente, está estancada.

El lugar es una zona apartada, poco poblada y escasamente iluminada. Se trata de la zona más próxima al núcleo urbano de Valencia con estas características por la salida sur. El cañizo y el matorral que rodean la acequia impidió que los cuerpos, amontonados junto a uno de las márgenes, fueran descubiertos durante al menos una semana. El hallazgo fue hecho por dos niños del barrio marítimo de El Cabanyal el pasado martes por la tarde cuando se acercaron en bicicleta hasta esa acequia para pescar cangrejos.

El alcalde pedáneo de Pinedo, José Navarro, manifestó ayer que se trata de una zona muy tranquila y que precisamente podría haber sido elegida por los asesinos para arrojar los cuerpos por su difícil acceso y su escasa visibilidad. Para ello tuvieron que utilizar al menos un vehículo, aunque todavía no se ha encontrado ninguno.

La policía judicial de la Guardia Civil reanudó ayer al amanecer la exploración en el lugar de los hechos, donde se tomaron algunas muestras, pero el rastreo sólo se prolongó hasta media, mañana.

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